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Este municipio madrileño se sitúa al oeste de la capital, junto a la cuenca del río Perales, dentro de la comarca denominada “Cuenca del Guadarrama”. Limita con Brunete, Navalagamella, Valdemorillo y Villanueva de la Cañada y fue un enclave importante durante la Guerra Civil, siendo bombardeado en la Batalla de Brunete, de julio de 1937.
Varias teorías nos explican el origen de su nombre. Relacionadas con la flora circundante tenemos dos: una dice que proviene de una hierba llamada quijón y otros de la gran cantidad de encinas que rodean el lugar formando un quejigal o quijornal. Y otra relacionada con los hornos de cal, de los que se dice que había quinientos, así que el pueblo toma el nombre de qui de quinientos y jorna que significa hornos.
Restos romanos nos indican que hubo un asentamiento cercano, pero no será hasta el siglo XIV cuando aparezca por primera vez nombrado en un libro de Alfonso XI. Durante el reinado de Felipe II Quijorna depende de su agricultura de cereales y vid y de su ganado lanar.
La proximidad de un yacimiento de cal propicia que forme parte de las carreteras que llevan este mineral hasta El Escorial. Los hornos de cal le dan un empuje a la economía del lugar, quedando constancia de su existencia por todo el municipio.
La Guerra de la Independencia y las desamortizaciones del siglo XIX, hacen que Quijorna entre en el siglo XX con una escasa población y con la iglesia de San Juan Evangelista como el edificio más importante.
En la Guerra Civil (1936-1939) es uno de los protagonistas de la batalla de Brunete (1937) quedando devastado por los ataques de ambos bandos. Una vez finalizada la contienda la Dirección General de Regiones Devastadas se encarga de su reconstrucción en los años cuarenta. Un primer proyecto establecía que se construyera el pueblo en un nuevo emplazamiento, para proteger de los vientos y en un terreno llano, donde no había que desescombrar todo lo caído durante la contienda. Este proyecto no se lleva a cabo y Quijorna se reconstruye sobre su patrimonio destruido en la batalla.
Una gran plaza servirá de núcleo principal, en medio encontramos el templo de San Juan Evangelista, que divide en dos la plaza; en un lado encontraremos la zona comercial y administrativa, y al otro lado la escuela y la zona para juegos infantiles. Las viviendas no son excesivamente altas y poseen un patio delantero.