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La antigua colegiata románica de El Salvador, también conocida como iglesia de San Salvador, fue consagrada en año 1222 por Jimeno de Luna, obispo de Zaragoza, posee una recia estampa de fortaleza y notables trabajos de escultura y pintura. El edificio se construyo fundiendo el arte románico con las emergentes formas góticas.
El edificio está compuesto por una nave y cabecera poligonal, a las que se añadieron, a finales del siglo XV, una galería exterior y dos capillas. Seis capillas más se edificaron a mediados del siglo XVI.
La torre, estructurada a modo de bastión defensivo, posee almenas y garitones cilíndricos en los ángulos, guarda cierta similitud con la de Santa María en Uncastillo.
Las dos portadas románicas se atribuyen al taller del Maestro de Agüero.
La portada occidental presenta en su tímpano un Crismón sostenido por ángeles. Lo más interesante de esta portada son sus capiteles, repletos de motivos vegetales y animas fantásticos.
La septentrional es del siglo XVI, siendo el tema principal la Última Cena y también tiene capiteles que alternan motivos profanos con escenas de la vida de Cristo.
En el interior, destaca el retablo mayor de la iglesia, con 24 tablas pintada al temple, cuyas escenas de la “Flagelación” y “Vía Crucis” fueron pintadas por Blasco de Grañén en 1440. Es una magnífica obra del arte gótico internacional del siglo XV, iniciado el año 1438 por Blasco de Grañén y culminado casi treinta años después por Martín de Soria. Todo el retablo es magnífico artísticamente, y también como representación de un momento histórico, ya que ahí se puede encontrar información referente a la moda de la época, el instrumental, las formas de trabajar o la arquitectura. Gracias a una restauración realizada en el año1986, por la Diputación de Zaragoza se confirmo la existencia de la obra original gótica, su gran calidad que estaba escondida bajo el repinte barroco.
Es Monumento Nacional desde el año 1931.
