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La iglesia de Santa María de Iguácel se encuentra ubicada en el Valle de la Garcipollera, al que se accede desde Castiello de Jaca.
Comenzó a construirse entre los años 1040 y 1050 por orden del señor Galindo y financiada por Doña Urraca y el Conde Sancho.
Una de sus características radica en que fue una de las primeras iglesias de Aragón con cabecera semicircular, tipología que se extenderá por toda la Jacetania.
Es un edificio de nave única, de gran altura, cubierta con techumbre de madera a dos aguas, un ábside semicircular con bóveda de horno precedido por un pequeño presbiterio con bóveda de cañón. La cabecera se cubre con bóveda de horno y en origen presentaba tres vanos que se cerraron para decorar el muro con pinturas.
En la fachada Sur presenta tres ventanas con arcos dobles de medio punto y una puerta que se abre a la nave. En la fachada occidental se localiza otra puerta construida en una segunda fase. La portada principal se abre en los pies de la iglesia. Se enmarca por cinco arquivoltas, una de ellas decorada con el ajedrezado característico del arte jaqués. Acoge un importante conjunto escultórico románico: capiteles, modillones con decoración vegetal, geométrica y figurativa y una basa de columna fechados en el siglo XI.
Sancho Galíndez financió una segunda intervención en el año 1072 que afectó a la decoración del interior. Una inscripción escrita en latín, en la portada deja constancia del hecho: "Esta es la puerta del Señor por donde entran los fieles en la casa del Señor, que es iglesia fundada en honor de Santa María. En ella se han hecho obras por mandato de Sancho conde junto con su esposa de nombre Urraca. Ha sido terminada en la era de 1110 (año 1072), reinando el rey Sancho Ramírez en Aragón, el cual ofreció por su alma en honor de Santa María la villa llamada Larrosa para que le dé el Señor la vida eterna amén. El lapidario de estas letras se llama Aznar. El maestro de estas pinturas se llama Galindo Garcés". Esta decoración ofrece evidentes relaciones con la obra de la catedral de Jaca, lo que induce a pensar que el responsable de la misma fuera alguno de los maestros empleados en el templo jaqués.
En 1080 fue donada al monasterio de San Juan de la Peña en cuyo poder estuvo hasta 1203. En ese año Pedro II de Aragón adquirió el priorato de Iguácel a San Juan de la Peña para cederlo a la abadía de Morimond (Alto Marne), que trasladó aquí una comunidad de monjas cistercienses. Debido al rigor del clima, en 1213 las monjas se trasladaron al monasterio de Cambrón, dependiente de Veruela. La iglesia quedó como propiedad de San Juan de la Peña.
Entre los siglos XIII y XIV se construyó la torre, adosada al lado norte del templo y en siglos posteriores se añadió la puerta, probablemente gótica, del atrio sur. Fue lugar de peregrinación y monasterio benedictino
En la cabecera se conservan restos de pinturas del segundo cuarto del siglo XV de estilo gótico. Representan a Santos, en el primer registro, a la Virgen y su vida en el central y el calvario en el superior.
Otro elemento a reseñar es la reja original que cerraba el ábside de fines de del siglo XI y principios del XII, una de las más antiguas de la Península.
A mitad del siglo XIX, según detalla Almagro Gorbea, con un presupuesto muy limitado y pocos medios se efectuó una restauración que al menos permitió seguir usando la iglesia que debía encontrarse en lamentable estado.
En 1976 sufrió otra restauración cuando amenazaba ruina y posteriormente en 1983 quedando por fin el templo como en la actualidad se encuentra.
En junio de 1990 fue declarada Bien de Interés Cultural.