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La ermita es el único vestigio del monasterio que existió en el mismo lugar y primera sede episcopal aragonesa. El edifico es de estilo románico y se construyo en el siglo IX. La ermita orientada al este, como es habitual, tiene una nave rectangular con presbiterio y ábside semicircular con una vuelta de cuarto de esfera. Es posible apreciar con claridad las relaciones entre el románico jaqués y el lombardo, sobre todo en el exterior del ábside y en la portada principal. La cimentación del templo se realizo a base de puntales de madera soterrada, no de roca sino de madera. Hecho contrario a las prácticas habituales de la época. Algún motivo de gran importancia debió de existir para edificar aquí y de forma tan excepcional, como una señal o hecho milagroso, pero lo desconocemos.
El edificio es de una gran austeridad y sencillez. Consta de nave única con techumbre de madera cerrada en ábside semicircular de bóveda de horno. En el lado Norte se adosó una torre de planta cuadrada de la que tan solo se conserva en la actualidad su parte baja, a la que se puede accede desde el interior del templo.
Se sitúa en un entorno ubicado en la confluencia de dos barrancos, Calcil y Lupán, motivo por el cual ha sufrido constantes problemas de inundaciones quedando prácticamente enterrada durante siglos, no fue rescatada hasta los años 1957-1961 y cuatro años después fue declarada Monumento Nacional.
El origen del monasterio es visigótico, pero no se dispone de datos exactos de su fundación. Se sabe que se utilizó como refugio de los obispos de la diócesis de Huesca cuando ésta ciudad fue tomada por los árabes en el año 719, pasando a ser, de hecho, la sede episcopal, compartida con otros centros de la zona. La diócesis de Huesca no se restauró hasta el año 1096.
A mediados del siglo XI, Ramiro I reformó el cenobio.
La historia de San Adrián de Sásave, está llena de misterios y leyendas que vinculan su emplazamiento con fuerzas telúricas. En varios lugares se da como cierta la estancia en Sásave del Santo Grial, previo a su traslado a Jaca y a San Juan de la Peña.
Existe una inscripción en la iglesia en un sillar cercano a la portada sur que dice, HIC REQVIESCVNT TRES EPISCOPI "Aquí descansan tres obispos".
En el año 2001 se acometieron las obras de drenaje y saneamiento del entorno del templo que en la actualidad permiten que no esté encharcado.
Leyenda
En la parte exterior del ábside se pueden ver dos tallas que representan el rostro de una mujer y una mano que sostiene una cruz. Según la tradición estas imágenes corresponden a Santa Natalia y su esposo, San Adrián. Él era un centurión romano, en la época del emperador Maximiano, a finales del siglo II. San Adrián tuvo la tarea de custodiar a 33 cristianos condenados al martirio, estos convirtieron a su fe al centurión y los dejo libres. Como consecuencia de su acto fue apresado y torturado para que confesara dónde estaban los prisioneros. Ante su negativa, trajeron a su esposa, Natalia, para que presenciara el suplicio. Ella, era cristiana en secreto desde hacía algún tiempo y en lugar de presionarlo para que confesara, le dio ánimos para resistir.
Los torturadores, cortaron las manos del centurión, que termino muriendo desangrado. Su esposa recogió una de sus manos y huyó, junto a otros cristianos en un barco. Pero en mitad de la travesía, una terrible tormenta dejó la nave maltrecha y a la deriva. Fue en ese momento cuando la mano de San Adrián tomó el timón y llevó el barco a buen puerto. Después de estos acontecimientos Natalia llevó la mano al lugar donde estaba enterrado el mártir, la puso junto al cuerpo y murió abrazada a su esposo.
