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La Mina de Daroca

La mina de Daroca se construyo ente los años 1555 y 1560 por el arquitecto francés Pierres Bedel responsable de la obra, tiene una longitud de unos 650 metros.

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El barranco conocido como la rambla Fondonera, era la única salida de una cuenca de unos cinco kilómetros donde se recogen las aguas de todo el Campo de Romanos y el valle del Jiloca zonas de tierras arcillosas que en época de tormentas dirigían el agua acumulada hacia el fondo del barranco en dirección al rio produciendo grandes riadas que atravesaban el casco urbano de la ciudad de Daroca.

A comienzo del siglo XV el urbanismo de de la ciudad heredera de un emplazamiento de traza árabe y ubicada en el cerro de San Cristóbal donde se construyó la fortaleza defensiva se habían ido ampliando tras la reconquista con los sucesivos fueros de población y había ocupado el fondo del barranco que en origen delimitaba la medina islámica, creando la actual calle Mayor en torno a la cual se construyeron los barrios de los antiguos pobladores y había ampliado considerablemente su recinto defensivo a cuyo interior se accedía por las puertas alta y baja.

La calle Mayor por tanto coincidía con el fondo del barranco por lo que las avenidas torrenciales de agua, muy frecuentes, discurrían por el centro de la ciudad. Siguiendo el trazado de la calle y ocasionando gravísimos daños, en ocasiones el concejo tenía que enviar a varios hombres a recoger las puertas de la Puerta Baja (una de las dos puertas principales de Daroca) porque se las había llevado la riada, arrastrándolas casi hasta el río Jiloca que está situado a más de un kilómetro de distancia de la ciudad. Además de los destrozos, las riadas amenazaban la afluencia de visitantes a las populares ferias de la localidad.

Los desastres del "Aguaducho" o "Luco" como se denominaba a las riadas, se convirtieron en un peligro constante hasta tal punto que todos los años se producían acciones de limpieza, reparación de las puertas y el estudio de daños habituales en los edificios y comercios de la calle Mayor.

El concejo de la ciudad decidió a mediados del siglo XVI iniciar una gran obra de ingeniera que consistía en un gran túnel que diera salida a las aguas procedentes de las tormentas sin necesidad de que éstas atravesaran la ciudad por su mismo centro. Para llevar a cabo este proyecto tan ambicioso se encargó la dirección de los trabajos al arquitecto francés Pierres Bedel, muy conocido en Aragón, el cual ya había construido el famoso acueducto de Teruel. Debido a lo costoso del proyecto el cual supuso más de un siglo de pagos, se crea una comisión formada por el concejo y las casas de Daroca en la cual se tomaban decisiones sobre la financiación de la obra y la gestión del dinero necesario.

La Mina de Daroca es una de las construcciones más importantes de siglo XVI en Europa. Se trata de  de un túnel de 600 metros de longitud, 6 de anchura y entre 2 y 8 de altura que atraviesa el cerro denominado de San Jorge.

Dentro del túnel destaca una chimenea de ventilación que salva las presiones de la boca del túnel, zona reforzada con un tramo de bóveda construida en piedra de cantería para evitar la debilidad de la zona.

La obra se completó con un pequeño acueducto de un solo arco apuntado que salva el paso de una acequia de datación árabe y estaba construida en piedra sillar a modo de aliviadero que encauza el agua en su tramo final antes de llegar a las inmediaciones del rio y que salvaguarda otra acequia que pasa por debajo.

Las primeras obras comenzaron el 20 de Septiembre 1555 por ambos lados del túnel. Tras cinco años de trabajo, el 7 de Septiembre de 1560 se encontraron las dos brigadas de cavadores.

Para poder proteger la muralla de la ciudad y dirigir las aguas hacia la boca de la Mina, se construyó un poderoso muro, llamado "la barbacana", de trescientos metros de longitud, parte del cual se conserva todavía, que sirve de apoyo a la parte posterior de la plaza de Toros.

La mina se convirtió en un verdadero orgullo de la ciudad y en uno de los monumentos más conocidos de Daroca, al mismo nivel que el recinto amurallado o la iglesia de Santa María. Los reyes de España solían acudir a "pasear la Mina" cuando venían a visitar a Daroca, como hizo Felipe II en 1585, acompañado de toda su corte y con varias antorchas para iluminar el camino.

La Mina de Daroca adquirió además otros usos. Servía y sigue sirviendo como verdadera ruta para el ganado, que puede ir así de la zona de pastos a la ribera del río Jiloca por un camino mucho más corto, sin necesidad de atravesar la cima del cerro de San Jorge. Durante la Guerra Civil Española, el suministro de mercancías se hacía a través de la Mina, que era atravesada por los convoyes de  camiones a modo de verdadero túnel.

La Mina de Daroca ha despertado también algunas leyendas sobre su origen o sobre alguno de sus elementos, llegando a convertirse en un símbolo verdaderamente mítico para los daroquenses, hasta tal punto que "pasar la Mina" supone algo más que un simple paseo, es un auténtico encuentro con el pasado y con la historia de la ciudad de Daroca.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de M. Carmen Diez Carrera

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