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Las Serrerías Belgas Medialab

Las Serrerías Belgas establecidas desde 1864 con una moderna industria basada en la venta de madera para la construcción, son la actual sede de Medialab-Prado.

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La actual sede del Medialab-Prado es el conjunto de dos naves industriales de inicios del siglo XX: Las Serrerías Belgas. Valioso ejemplo de un pasado fabril hoy prácticamente desaparecido que surgió al inicio del nuevo siglo y se desarrolló entre anhelos de florecimiento económico y sueños utópicos.

Edificios testigos de la primera industrialización madrileña, ubicados dentro de la propia ciudad y centrados en la extracción ecológica de madera de la Sierra de Madrid. Su ubicación y ciertos valores propios de la industrialización de finales del XIX -donde se mezclaban negocio, innovación e ideales utópicos de reforma de las sociedad-, se puede relacionar con los proyectos ilustrados que a la búsqueda del progreso y la excelencia del país desde el siglo XVIII, influyeron en la configuración urbana de esta parte de la ciudad: como la reforma del Salón del Prado, el Real Gabinete de Máquinas del Palacio del Buen Retiro o el Jardín Botánico.

Los belgas de la Sierra de Madrid.

Fundada en 1840, la Sociedad Belga de fincas se hizo con el solar del convento y antiguo Hospital de los Padres Agonizantes en la calle Atocha desde donde plantear la comercialización de la madera que explotaban en los montes de Rascafría. La desamortización de La Cartuja de El Paular puso a la venta el bosque que desde la Edad Media surtía de madera a Madrid (curiosamente su molino fabrico en el siglo XVII el papel que usaba la cercana  Imprenta Juan de la Cuesta actual Sociedad Cervantina, donde se imprimió la edición príncipe El Quijote).

Los belgas se hicieron con 2,050 ha. de la montaña madrileña y desde 1864 establecieron una moderna industria basada en la venta de madera para la construcción que explotaba el bosque de forma sostenible por medio de las entresacas de ejemplares de más edad y porte. Por entonces, la reconstrucción a base de viguetas de madera de la práctica totalidad de las viviendas de la ciudad antigua, además de la instalación cercana de las estaciones de Atocha y Mediodía resultó ser un muy acertado negocio que siguió con vida hasta los años setenta del siglo XX.

Hoy en día, la empresa Sociedad Belga de los Pinares del Paular continua abierta como aserradero en la población de Rascafría, llevando a cabo muchas de sus actividades de aprovechamiento del bosque de un modo tradicional, como el transporte en mulas, y preservando un ecosistema único donde anidan entre otras aves, águilas reales o se encuentra el tejo milenario más antiguo de la comunidad de Madrid. Además, los datos estiman que en la actualidad hay más árboles que cuando se hicieron propietarios del monte.

Las naves de Alameda y Ceniceros

Entre los años 1924 y 1925, las serrerías se remodelan casi en su totalidad, con la construcción de dos naves, una dedicada a talleres y corte, y otra a almacén y secadero, sobre un proyecto del arquitecto Manuel Álvarez Naya. Dos naves levantadas en hormigón armado con la estructura a la vista, sujeta sobre pilares acartelados, al modo de otros edificios industriales del mismo periodo como el Matadero o la Imprenta Municipal, y dotados de grandes ventanas y espacios bien aireados para mejorar la seguridad contraincendios y las condiciones de trabajo.

En el exterior, el edificio se remata con una fachada historicista adornada con esgrafiados de diversas leyendas informativas, los cuales años después han sido reivindicados en un taller de producción colaborativa dirigido por el colectivo Manufactura Independiente que dió lugar a las dos tipografías (Openfont) utilizadas en la actualidad por Medialab-Prado: Serreria Sobria y Serrería Extravagante.

A partir de los años cincuenta del siglo XX, los propietarios intentan llevar a cabo diversas operaciones especulativas ante las medidas de autarquía que impedían sacar capitales de España, como el proyecto de un aparcamiento (no realizado), que culminan con la construcción del Hotel Mercator en parte del solar de la calle Atocha, marcando el declive de la actividad de las naves industriales hasta su cierre en los años setenta.

Años más tarde, sobre el acuerdo de modificación del uso del solar para poder construir el nuevo hotel del Paseo del Arte en la calle Atocha, el Ayuntamiento de Madrid firma un convenio de compra de los edificios sin uso de Las Serrerías Belgas en las calles Alameda y Ceniceros. La rehabilitación de las naves se enmarcó dentro del programa  Intermediae, que planteaba su uso futuro dentro del proyecto de arte contemporáneo en común con el Matadero.

La Cosa contra La Serrería

En el 2007 los jóvenes arquitectos María Langarita Sánchez y Víctor Navarro Ríos, ganaron el concurso para la “adecuación de la antigua serrería belga”, con una reforma que conjugaba conservar su estructura de hormigón armado y “la memoria del pasado se mantendrá como un punto y seguido… El carácter que el uso de la serrería dio al edificio, su maquinaria específica, todo será recubierto con una pátina de resinas que congelará en el tiempo lo que la serrería fue hasta esa fecha para poder reescribir encima lo que el edificio puede llegar a ser”. Este reforma conjugó la aparición de una nueva infraestructura denominada La Cosa a modo de distribuidor entre las diversas plantas de las dos naves, con una reforma bajo los parámetros de salvaguarda del patrimonio y de ahorro energético.

La intervención del estudio Langarita Navarro fue inaugurada en el 2013, con el traslado del Medialab Prado a dicha infraestructura cultural finaliza los avatares de una de las escasos edificios representativo de los orígenes industriales de la ciudad de Madrid.

Del incendio al Medialab-Prado

El 14 de julio del 2005, la subestación eléctrica colindante con las antiguas naves de Las Serrerías Belgas, ardió poniendo en peligro todo el barrio. Los bomberos acabaron por controlar un incendio que curiosamente sirvió para generar un nuevo espacio cultural en la plaza de Las Letras.

El incendio de la colindante subestación eléctrica del Mediodía (sustituta de la primigenia, hoy convertida en el Caixa Forum) el 14 de julio del 2005, dejó sin luz a gran parte de la zona centro, pero hizo surgir años después (2007) una nueva plaza, cuando ésta se trasladó a la Cuesta de Moyano. En los bajos de este nuevo equipamiento se instaló durante siete años el proyecto del Área de las Artes: Medilab Prado, desde su original ubicación en el Centro Cultural Conde Duque.

En el 2010 se construyó una pantalla urbana como infraestructura cultural que interacciona con el espacio público de la plaza de reciente creación.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de David Rodríguez

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