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El monasterio de Santa Catalina de Ares o de Montefaro fue fundado en el siglo XII por los condes de Traba, y pasó luego a la casa de Andrade. Si bien es de estilo románico en su concepción, actualmente poco queda del estilo, ya que en el XVIII se reformó. Durante dicha reforma pierde su planta de cruz latina y es convertida en una sóla nave con bóveda de cañón con arcos.
El monasterio, franciscano, llegó a ser muy importante, ejerciendo la jurisdicción sobre la villa de Mugardos y el territorio de Ares. Con la desamortización de Mendizábal los franciscanos lo abandonaron en 1835 y se hace cargo de él el ejército, que lo convierte en cuartel, y además crea baterías en el monte. Por eso, muchas piezas escultóricas y capiteles del monasterio están en el museo de San Antón, en la ciudad de A Coruña.
A finales del siglo XX el ejército abandona el cuartel y el convento es cedido al ayuntamiento junto con las baterías.
El edifico cuenta con dos claustros siendo el mejor conservado el de estilo renacentista en el que hay una fuente gótica con un jabalí, símbolo de la familia Andrade y en el muro interior conserva tres arcos góticos, que sirven de entrada a la sala de oficiales.
Conserva ciertos murales datados del siglo XVII y un precioso retablo de enormes dimensiones, aunque las imágenes están distribuidas por algunas iglesias ferrolanas, también cuenta con una bella torre con escudo también barroco.
El lugar donde fue levantado el edificio existía un altar al sol de origen romano o anterior.