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Museo Nacional Artes Decorativas

Se inauguro Inaugurado en 1912 como Museo Nacional de Artes Industriales, es un palacete del siglo XIX, conforma el denominado Triángulo del Arte de Madrid.

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Inaugurado en 1912 como Museo Nacional de Artes Industriales, el edificio que le alberga es un típico palacete madrileño del último tercio del siglo XIX. Es uno de los museos más antiguos y ricos que conforman el denominado Triángulo del Arte de Madrid. El museo posee muebles, cerámicas, vidrios, joyas, tejidos, arte oriental, y hasta 30.000 objetos distintos que a lo largo de la historia han servido para embellecer las casas, palacios y los monumentos de distintas civilizaciones por todo el mundo.

El inmueble destaca en el exterior por su eclecticismo, constituido por una fachada de ladrillo, zócalo de sillares y las molduras que la decoran, de piedra. El interior del edificio se estructuraba (antes de la reforma de 1942-44) en cuatro crujías que cerraban un patio central cuadrado. Según se accede al interior, a la derecha, podemos observar una escalera de tipo imperial que conduce al primer piso, que se conserva de antes de esa reestructuración. Un patio en forma de “U” separaba el palacete de los edificios de al lado, así como un pabellón que funcionaba como portería.

Con la reforma realizada entre 1942 y 1944, se decidió la ampliación del Museo, que hizo desaparecer casi todo el interior, a fin de abrir espacios diáfanos donde  exponer mayor número de piezas de las colecciones del Museo. Así, el arquitecto conservador del Museo, Luis Moya Blanco, echó abajo los tabiques que separaban unas habitaciones de otras para crear salas más diáfanas, sumó dos escaleras al conjunto, sustituyó el lucernario de hierro por uno de hormigón armado e hizo la portada más ancha.

Con la reforma llevada a cabo por Moya, el aspecto exterior del inmueble quedó más o menos reconocible, puesto que integró sin problemas los nuevos elementos con la antigua fachada del palacete que diseñó en su momento José María Gómez, pero el interior desapareció “casi” por completo, en aras de más superficie donde exponer el amplio conjunto de piezas que constituye el fondo del Museo.

Varias de las salas recrean ambientes de otras épocas, con mobiliario y demás piezas originales. Destaca la reconstrucción de una cocina valenciana representativa del siglo XVIII, recubierta con más de 1.500 azulejos de Manises.

Sus salas de exposición ocupan un palacio cerca del parque del Retiro, en la calle Montalbán, 12.  El Museo muestra la evolución de las denominadas «artes industriales» o «menores» (muebles, cerámicas y vidrio, textiles, etc.), en contraposición a sus hermanas mayores: arquitectura, escultura y pintura.

El Museo posee verdaderas joyas artísticas como el Jarrón de Sèvres regalo de Napoleón III, una Mesa de plata del siglo XVI o la colección de alfombras españolas confeccionadas desde los siglos XV al XVII.

También posee piezas de arte oriental, procedentes de exóticos lugares como China, Filipinas, India, Indonesia (Java), Japón, Nepal y Tailandia. De este conjunto destacan las porcelanas de las dinastías chinas de Ming (1368-1644) y Qing (1644-1912).

De las cerámicas que guarda el Museo, la más antigua es una tinaja toledana del siglo XI. Incluye piezas del Real Laboratorio de Mosaicos y Piedras Duras del Buen Retiro, taller que estuvo activo entre 1762 y 1808 y que formaba parte de la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro, ésa que se llevaron por delante los británicos (otros dicen que los franceses durante su ocupación de Madrid en 1808) para cargarse de un plumazo la competencia en tan lucrativo negocio.

En el capítulo dedicado a la platería, la mayoría de las piezas conservadas son de uso civil. La colección de relojes de bolsillo, sobremesa y pared es más que interesante.

Entre los tapices destacan piezas como el Tapiz de las Bodas, elaborado en Tournai, (entre 1476 y 1525), y especialmente uno del siglo XVI: La visión de Ezequiel.

La colección de vidrio más antigua guarda materiales de la Grecia del siglo IV, del imperio romano y de época visigótica, pero también destacan los vidrios de la Granja, fabricados entre 1727 y 1823.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

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