- Actividades
- Periodo Histórico
- Comunidades
El Palacio de los Castejones fue el último palacio que esta importante familia agredana construyó en la Villa, llevándolo a cabo a finales del siglo XVI Don Diego González de Castejón y Vinuesa, regidor de Soria y Ágreda, el cual deseaba edificar un palacio digno de albergar a reyes y nobles a su paso por la Villa.
Es de estilo herreriano de grandes proporciones, y para poder edificarlo hubo que salvar el fuerte desnivel que provocaba un pequeño barranco natural que separaba el barrio morisco del resto de la población. Posee una sobria portada con frontón roto sobre balconada y escudo en el centro. Esconde en su interior un patio con elegante columnata de dos alturas y un bello jardín de estilo renacentista. A la galería superior del patio se accede por una bella escalera cubierta por una cúpula de estilo florentino.
El palacio tuvo su esplendor hasta 1809, año en el que fallece el V Marqués de Velamazán, propietario del palacio. A partir de entonces el recinto del palacio sufre una fase de abandono, sirviendo incluso de escuela, cárcel, juzgado o vivienda. En 1883 el ayuntamiento de la villa se convierte en su propietario, pero no sería hasta mayo de 2001 cuando el ayuntamiento decide restaurarlo de nuevo para convertirlo en uno de los atractivos turísticos de la villa.
Hoy, este Palacio de los Castejones, acoge algunas dependencias y servicios municipales de la Villa de Ágreda (biblioteca, escuela de música, centro cultural, sala de exposiciones, ludoteca, centro de acción social, etc.) así como el importante Archivo Histórico Municipal de la Tierra de Ágreda, donde se conservan importante documentación de la historia de la villa y el Registro de Escribanos de la primera mitad del siglo XIV, cuyo detenido estudio e investigación aportaría interesantísimos datos sobre las instituciones y las formas de vida de aquella época.
A la vez que se construía el palacio, su propietario se planteó diseñar un espacio ajardinado, recreado con la estética renacentista en la que los protagonistas serían los setos de nudos, las plantas aromáticas, las burlas y juegos de agua y un teatro vegetal.
El Jardín Renacentista, es una recreación llevada a cabo después de complejos estudios históricos, espaciales y arqueológicos, cuyo hallazgos permitieron identificar el muro norte con sus nichos y pedestales para la estatuaria, actualmente recreados con celosías de madera. Dentro del primer jardín se diferencian varias zonas, destacando la central en torno a una fuente circular con surtidor, los parterres de los nudos, el teatro verde y el jardín de las hierbas que acoge a un buen número de plantas aromáticas, medicinales, culinarias y decorativas. Un segundo jardín, El Jardín de la Memoria, de inspiración barroca, está organizado en superficies no regulares, recubiertas con diversas plantaciones, a las que se une un pequeño teatro de espejos y un reloj astronómico.