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La iglesia de Sant Miquel d’Engolasters se encuentra en la parroquia de Escaldes-Engordany, en el principado de Andorra. En Escaldes, dirección Francia, en la carretera CG-2, hay una salida que indica precisamente Engolasters, y que lleva al lago del mismo nombre. Durante unos 3 km la carretera asciende en considerable pendiente, dándonos de bruces con esta bella iglesia románica, ubicada en un lugar estratégico que permite disfrutar de una excelente vista de la capital.
Sus diminutas proporciones contrastan en gran medida con la altura del campanario. El conjunto proporciona una sensación muy rústica al visitante. Se construyó en el siglo XII, y se compone de una nave rectangular con la cabecera orientada hacia el este. El ábside semicircular está decorado con toscos arquillos lombardos, acompañados de dos minúsculas ventanillas verticales que tratan de iluminar el interior. Al sur de la estructura se encuentra la puerta de acceso, con su arco de medio punto. El pórtico que protege la entrada es del siglo XX.
El campanario es de planta cuadrada, mide 17,5 m de altura, y fue edificado con grandes bloques de piedra sin pulir. Tiene tres plantas o cuerpos coronadas por una techumbre en pirámide también de planta cuadrada. Cada piso se compone de ventanas geminadas. Las dos primeras plantas están rematadas por arquillos lombardos y la última por un arco de medio punto donde se encuentra esculpido un rostro humano. Esta cabeza, muy deteriorada, es uno de los pocos testimonios de escultura románica andorrana.
En el interior del templo podemos contemplar una copia realizada en 1981 de las pinturas absidiales, cuyos originales fueron trasladados al Museu Nacional d’Art de Catalunya de Barcelona tras la Primera Guerra Mundial. La reproducción se hizo a partir del original, a pesar de lo cual la tonalidad de los colores varía sensiblemente con relación a éste.
Las pinturas románicas fueron ejecutadas por el denominado Mestre de Santa Coloma. El conjunto pictórico del ábside representa un Pantocrátor o Cristo en Majestad, dentro de una almendra o mandorla. Cristo está sentado sobre un arco celestial, con los pies apoyados en un semicírculo, que representa la tierra. Le flanquean tres evangelistas, representados en su forma simbólica, y la figura del arcángel San Miguel, de mayor tamaño que sus acompañantes, puesto que es a él a quien está dedicado este santuario. Posiblemente la ausencia del cuarto evangelista, San Mateo, se deba a la poca destreza del artista, que no tuvo espacio suficiente para pintar los cuatro evangelistas y además al patrón de la iglesia.
En la parte inferior de la cúpula dos ángeles llevan el símbolo de los evangelistas Lucas y Marcos, y abajo, se hallan representados siete apóstoles. El espacio absidial está separado del arco triunfal por una banda en forma de diente de sierra. La parte superior de la cúpula está ocupada por el Cordero de Dios, el Agnus Dei, sostenido por dos ángeles, y a ambos lados, varios cabezas de santos. El conjunto pictórico está considerado una de las obras más representativas de su autor, el mencionado Mestre de Santa Coloma, artista anónimo, autor no sólo de las pinturas de Sant Miquel, sino también de otras iglesias andorranas, como Santa Coloma. Utiliza la técnica del fresco, y la temática de Sant Miquel es la visión apocalíptica de San Juan, con la representación del Cristo en Majestad rodeado del ya mencionado conjunto de cuatro personajes que forman un Tetramorfo poco usual. En el Centro de Arte de Escaldes podemos ver maquetas de iglesias andorranas, entre las que contemplamos las pinturas del ábside de Sant Miquel a escala reducida.