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Torre de San Andrés

La Torre Costera Defensiva de San Andrés más popularmente conocida como el Castillo de San Andrés, se encuentra en la Playa de Las Teresitas.

Torre de San Andrés

          Alonso Fernández de Lugo le regaló el Valle de las Higueras a Lope García de Salazar, Conde de Salazar, un capitán de marina que le había acompañado y ayudado en la conquista de Tenerife y que con anterioridad había traído a la Isla (1464) a Diego de Herrera e Inés de Peraza, una vez establecidos los pactos de alianza con el Mencey de Anaga.

          Lope García de Salazar, cambió el nombre guanche de Abicor e Ibaute por el de Valle de Salazar y construyó allí su casa y la primera ermita con las imágenes de San Andrés y Santa Lucía.

          El abrigo del Valle era bien conocido por los filibusteros quienes lo aprovechaban para hacer la aguada, acechar a los barcos que venían cargados de tesoros, así como  apresar a los vecinos de la pequeña población que tenían refugiarse en las cuevas existentes en sus quebradas; por ello, la construcción de una Torre en este lugar tenía vital importancia porque, al estar situada en el extremo izquierdo de la rada que formaba el puerto de Santa Cruz, defendía la playa y el fondeadero, a la vez que evitaba el desembarco del enemigo que quería tomar las alturas que dominan la Plaza y protegía a los navíos que se refugiaban en sus aguas cuando eran sorprendidos por los piratas.

          En 1706, el Comandante General Agustín de Robles ordenó su construcción al Ingeniero de S.M. Miguel Tiburcio Rossell de Lugo. Aprovechando una pequeña ensenada, de 724,25 metros cuadrados, que formaban los barrancos del Cercado y las Huertas, se levantó la Torre de figura circular a barbeta, con un diámetro de 16 metros de circunferencia en su base y una altura de 5 metros.

          La entrada se efectuaba por un puente de madera, levadizo, por lo que había que subir tres escalones de piedra viva. En su explanada, de adoquines, cabían 5 piezas de artillería. El cuerpo de guardia se encontraba al Sur de la Torre, a unos 11 metros de distancia. Las aguas de lluvia que caían en la citada explanada eran vertidas a una cisterna, capaz de reunir 18 pipas. Poseía un almacén abovedado para 100 quintales de pólvora y otras dos bóvedas en las que podían alojarse el Comandante y 50 hombres.

          Contaba con una campana de metal, fundida en 1787, con cepo de madera y abrazaderas de hierro, para dar a los vecinos la señal de arrebato.

          En 1740, la Torre de San Andrés sufrió destrozos  ocasionados por la crecida del barranco y, aunque los daños sufridos fueron reparados un año más tarde, en 1769 fue reconstruida por el ingeniero Alfonso Ochando; para ello, aprovechando la base, de 16 metros de diámetro, le elevó el perfil hasta los 10 metros y le dio las dimensiones definitivas. En 1896 fue prácticamente destruida por un nuevo temporal quedando en el estado en que se encuentra actualmente.

          La acción más notable en la que participó la Torre de San Andrés, al mando de la cual se encontraba el Teniente José Feo de Armas, fue la victoria sobre la Escuadra de Nelson. Los 43 artilleros de este baluarte no llegaron a intervenir en el combate pero, mientras se firmaba la capitulación, el navío Theseus -en el que se encontraba Nelson- y la fragata Emerald, habían sido arrastradas por la corriente hasta quedar bajo el fuego de los cañones de la Torre; entonces, el teniente José Feo, desconocedor de la rendición de los ingleses, dirigió el fuego contra los invasores, a lo que éstos contestaron con algunas andanadas, mientras que la bombarda Rayo se acercó a la costa y lanzó varias bombas sin éxito, recibiendo, sin embargo, varios impactos que casi la hicieron zozobrar.  Cuando el cañoneo llegó a oídos del General Gutiérrez, envió al Teniente Sierra y a Gaspar Fuente a ordenar el alto el fuego. En este intercambio de disparos, murió el artillero de milicias Francisco Talavera, al reventarle uno de los cañones, llamado curiosamente Asesino.

          El 12 de marzo de 1879, por orden del Capitán General, fue desartillado y entregado al Alcalde del barrio, con sus naves y cañones de hierro inútiles -4 culebrinas y 2 cañones de largo alcance (Traidor y Asesino)-.

          En 1894 se le declaró en ruinas, para su posterior venta en pública subasta, habiendo sido valorado en 1.087 pesetas por el maestro de obras Domingo Pisaca. El 2 de enero de 1924 fue declarado inadecuado para las necesidades del Ejército y, el 15 de enero de 1926, se entregó al Ayuntamiento. En la actualidad continua en estado de ruina, dando sensación de abandono.

Aunque hemos solicitado reiteradamente su reconstrucción, todavía existen “técnicos” que consideran que la Torre debe quedarse como está, sin comprender que su estado se debe a una avenida del barranco y por lo tanto no conmemora una heroica acción bélica.

          Una vez restaurado, consideramos que en sus dependencias se podría instalar un Centro de Información del Barrio, la Playa y el Valle, así como fotos antiguas y cartelería con la historia de esta fortificación y las modificaciones recibidas.

Texto y fotografías propiedad de José Manuel Ledesma Alonso.

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