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La escultura titulada “Accidente aéreo” es una especie de “Ángel caído” situado en lo alto del edificio de la Calle Milaneses, número 3, muy cerca de la Calle Mayor, donde lleva colgado desde el año 2006. La estatua semeja un ángel de color verde (que le proporciona la pátina protectora de bronce) con las alas extendidas, los brazos retorcidos y cayendo boca abajo contra el tejado del edificio, estrellándose. Si uno conoce la historia de Ícaro, se diría que esta escultura le representa en su mítica caída por pasar cerca del sol y derretir su calor las alas de cera. Pero no es nada de eso. Su difícil equilibrio suele pasar inadvertido a la gran mayoría de los viandantes y solamente unos pocos reparan en su existencia. Miguel Ángel Ruiz, su autor, habla sencillamente de un aviador distraído, no de un ángel caído, como parece a simple vista.
En el diario El País del 11 de agosto de 2007, el escultor cuenta con desenfado la historia de esta distracción: "hace 10.000 años, un hombre alado sale a dar una vuelta, y al volver, volando tranquilamente de espaldas, mientras toma el sol, no se percata de que, en el prado que aterriza siempre, ha crecido toda una ciudad". Y claro, se estrella contra uno de los edificios que han surgido como setas donde anteriormente no existía más que un prado verde. Para Ruiz, se trata de "una escultura del despiste, una estatua pre-Samur".
La escultura está hecha en bronce y pesa más de 300 kg. Se instaló desde una enorme grúa, y se puso especial cuidado en el anclaje, ya que su peculiar posición la hace muy sensible a la meteorología, y en especial al viento. Fue un encargo de los propietarios del edificio al escultor, clientes y amigos del artista.