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Tomar desde Torrelaguna la carretera M-131, en dirección a El Berrueco. En 5 km, coger un desvío hacia la izquierda para tomar una carreterita asfaltada que da acceso a instalaciones del Canal de Isabel II. Continuar siempre hacia la derecha en las dos o tres opciones que se nos ofrecen en pocos cientos de metros y aparcar junto a un almacén adyacente a la depuradora. Enfilar el camino privado continuación del camino asfaltado, bordeando la valla que delimita la depuradora. Al finalizar esta valla, estar atento a la estrecha vereda que sale a la derecha del camino, y que nos deja tras un corto ascenso, en la base de la atalaya de Arrebatacapas.
Descripción
Es una atalaya o torre de vigía cercana a Talamanca del Jarama. Construcción medieval encuadrada en el grupo de torres vigía del norte de actual territorio madrileño, correspondiente al período emiral (siglo IX). Está ligada con la estructura viaria de Madrid, con la función de proteger al caminante y de vigilancia ante el acoso de los cristianos del norte, que en sus razzias hacia el sur, atravesaban el puerto de Somosierra. Forma parte de la línea defensiva cordobesa ubicada en las faldas de la sierra norte y oeste de Madrid, lo que conocemos como Marca Media, la frontera entre territorios musulmanes y cristianos.
La atalaya es, como las demás que formaban parte de este sistema de defensa, de planta circular, con una leve tendencia troncocónica, al igual que la de Venturada, aunque la torre que nos ocupa ahora está en excelente estado de conservación, pues mantiene intactos todos los pisos.
Tiene 19 m de perímetro exterior. Su base arranca de la roca viva, aunque se alza sobre una zarpa de 0,30 m sobresaliente del lienzo 0,06 m. Se llama zarpa en arquitectura al espesor de un cimiento que rebasa de la anchura del muro apoyado en él. La puerta de entrada a la edificación se situaba a unos 2,5 m para asegurar la inaccesibilidad o por lo menos dificultar el acceso a los posibles atacantes.
La separación entre los pisos o niveles interiores se afirmaba con un entramado irregular, más o menos perpendicular, de rollizos de madera que se empotran directamente en los muros de mampostería de piedra dorada, dispuesta a soga y tizón, en la que los sillares se van alternado: unos por su lado más largo (soga) y otros por el más corto (tizón). Muy utilizado en la arquitectura hispanomusulmana, como es el caso.
La torre se componía de dos pisos enfoscados por el interior. El vacío se disponía en sentidos opuestos para permitir una escalera de mano,
Parece que la fecha de su construcción data de finales del siglo IX, durante el emirato de Muhammad I o en el siglo X, en época califal, y formaba parte de la red de puestos de vigilancia de la Marca Media, para controlar los movimientos tanto de los cristianos del norte, como de los siempre rebeldes toledanos. La palabra atalaya procede del árabe “talala”, pequeña torre. Las atalayas eran utilizadas, como hemos dicho, para vigilar el territorio y a las poblaciones sospechosas de desafección al régimen político vigente, pero también para comunicarse con otras atalayas, a través de un sistema de espejos y señales de humo durante el día, y con hogueras, de noche. Este era el sistema de comunicación que avisaba a las autoridades competentes de que había problemas, referidos, sobre todo, de la aproximación de tropas cristianas a través de los puertos del Sistema Central.
Las atalayas de la Marca Media de la sierra de Madrid constituyeron la frontera entre cristianos y musulmanes, y fueron levantadas entre finales del siglo IX, durante el emirato de Muhamad I y el reinado del primer califa cordobés, Abd-al-Rahman III, en el siglo X. Se encontraban en la margen izquierda del río Jarama. Se controlaban desde la villa de Talamanca del Jarama, que en el siglo X fue centro neurálgico del sistema defensivo de atalayas. Las atalayas de la Marca Media controlaban los puertos de Guadarrama y de Somosierra.
La atalaya de Arrebatacapas formaba una línea defensiva completada por la cercanía de los puestos de El Berrueco (Torrepedrera), Venturada, El Vellón, además de la desaparecida de El Molar.
Fue declarada, junto con las otras atalayas mencionadas arriba, Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, en 1983 (Real Decreto 2363/1983 de 14 de Septiembre). Es de acceso libre.