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Castillo de Viacamp

El castillo de Viacamp originalmente no era más que la torre que podemos contemplar hoy día, construida en torno a 1060 durante el reinado de Ramiro I

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El castillo de Viacamp se encuentra en la localidad del mismo nombre en la zona más oriental de la comarca de la Ribagorza, a una altitud de 860 metros sobre el nivel del mar, en la divisoria de los ríos Noguera Ribagorzana y Cajigar. Dominando el entorno y equidistante entre los castillos y torres de Chiriveta y Montañana por el este, Luzás al noroeste y Fals por el sur.

Originalmente el castillo de Viacamp O Vía Campano no era más que la torre que podemos contemplar hoy día, sus ruinas ocupan la parte más alta de una gran plataforma rocosa de forma ovalada. La esbelta torre circular fue construida con sillarejo de buena calidad y puede fecharse en torno al año 1060 en el reinado de Ramiro I. En cambio el castillo contó con un recinto amurallado del que quedan restos, y a una cota ligeramente inferior se construyó la iglesia románica poco después de la conquista del castillo

La custodia de los caminos.

Una de las prioridades de este tipo de edificaciones fronterizas, fue la de controlarlos caminos medievales, así como organizar pequeños grupos de población y explotaciones agrícolas en torno a los castillos. Uno de estos caminos trascurría en la zona por el rio Isábena y cruzaba por Lascuerre, Luzás, Viacamp y Montañana, uniéndose a otro que seguía la cuenca del Noguera Ribagorzana y que vadeando el rio entraba en la Conca de Tremp, vigilada por Alsamora.

Sobre la margen derecha de la Noguera, la torre de Chiriveta comunicaba con la de Alsamora en la orilla y hacia occidente con la de Viacamp. Esta, dominaba los caminos que desde el norte descendían por Montañana y se bifurcaban hacia Graus por Luzás, o hacia Benabarre por le castillo de Fals.

Tierra de frontera:

En el siglo IX nace el condado de la Ribagorza aunque todavía dependía del condado de Tolosa. Desde entonces esas tierras son un reducto de cristianos liberados del Islam. Dada la orografía del terreno, era un enclave idóneo para resistir al dominio musulmán, y para ello se crea una línea defensiva a base de pequeños castros roqueros o castillos.

A medida que el concepto de reconquista toma fuerza, se consolida el condado y se arrebatan a los musulmanes valles y pueblos, donde se alzan castillos para delimitar y proteger las tierras recuperadas. De este modo, a partir de 1061 y bajo ya el rey de Aragón Ramiro I se conquista el entorno de Benabarre y se crea una red defensiva que incluye la torre de Viacamp.

Pero todas estas fortificaciones no puede defenderlas el monarca en persona, de ahí que nombre a sus jefes militares como tenentes o señores para que ellos administren  y exploten esas tierras y sus bienes. Nace así la tenencia como institución típica aragonesa, que perdurará hasta comienzos del siglo XIII. Con el tiempo los tenentes lucharan para que los castillos y sus tierras se vinculen a sus familias, hasta ser herencias. En definitiva el germen de la nobleza aragonesa.

Tenentes o Señores:

En 1061 consta como teniente del castillo de Viacamp Guifredo Salla y en 1198 Ponce de Cabrera juró fidelidad a Pedro II por esta fortificación y las de Benabarre, Fals y Estopiñán. En 1272 perteneció a Bernardo Guillén de Entenza, a quién el rey Jaime I le exigió su entrega por el mal uso que hizo de sus rentas. Veinte años después Jaime II lo separó del condado de Ribagorza para unirlo a la Baronía de Castro ostentada por Felipe de Saluces, aunque fue restituido al condado en 1322 por el mismo rey para donarlo a su hijo Pedro.

La torre de Viacamp:

Datada en el año 1060, la torre es visible desde gran parte de la Baja Ribagorza, resultando a la vista muy esbelta y poderosa. Mide 4,60 metros de diámetro interior y unos 17 metros cuadrados de superficie útil, entre unos muros de 2,25 metros de espesor. Tanto para su forma como para su tamaño se inspiró en la torre de Fantova, también ribagorzana pero situada más al norte. Consta de cuatro pisos, cada uno tenía un uso bien diferenciado. La obra es de calidad, no podía ser de otra manera en una torre de estas dimensiones. Para su levantamiento se realizaron dos muros, con sus pertinentes andamiajes, de piedra cuidada, el externo y el interno y simultáneamente se rellenó en el centro de argamasa, ésta si de muy diversa calidad.

Planta baja o almacén: ubicada a ras de suelo, es una planta ciega, utilizada de  almacén. Esto era indispensable para guardar alimentos, como prevención para los asedios.

Planta primera: La planta primera es la de acceso, con su puerta orientada al sudeste para mejorar la iluminación interna, la puerta en alto dificultaba la entrada a la torre o al menos ponía el máximo de impedimentos a los asaltantes. Por si fuera poco interiormente se atrancaba con un madero cruzado y alojado en los muros laterales. El piso se apoyaba en vigas de madera introducidas en los muros, conservándose los mechinales a la misma altura y afrontados. En esta planta encontramos el retrete, una estancia cobijada bajo el espesor del muro norte, se trazó en codo y presenta un arco semicircular y asiento en piedra perforada, enlazado a un canal de evacuación en el muro.

Planta segunda: En ella se abren tres grandes vanos de medio punto al interior y adintelados por fuera, pues emergen de forma aspillerada al exterior para impedir la entrada de flechas en caso de ataque, ya que era el piso utilizado de vivienda.

Planta tercera: Presenta siete vanos abiertos con arco de medio punto prolongados en bóveda de cañón dovelados al exterior, el interior que daba pasa a cadalsos individualizados, se conservan los agujeros de mechinales. Los cadalso estaban presente casi en la totalidad de las torres de del entorno, aunque no nos han llegado a nuestros días. Se trata de unas construcciones de madera a modo de balcones que sobresalían en los muros y permitían un mayor ángulo de tiro. Se cubrían en la parte superior por un tejadillo, también de madera y su suelo disponía de aberturas para hostigar al enemigo. Sin embargo eran muy vulnerables al fuego por lo que pronto evolucionaron y dieron lugar al matacán, que es un sistema de defensa para el mismo fin pero que está construido en piedra. El número de siete vanos distribuidos en círculos y repetidos en otras torres de la época, parece tener carácter simbólico, ya que en aquella época significaba la perfección del universo, coincidiendo con el número de días que tardó Dios en crear el mundo. Esta era la planta de defensa de la torre por eso sus  siete vanos son mas amplios, y sin adornos, que los de la planta segunda. En esta planta había un diminuto oratorio entre dos de sus vanos, la capilla orientada al este servía a los defensores para venerar una imagen religiosa en momentos de recogimiento, la cual quedaba cubierta por la bóveda del horno y se iluminaba gracias a un pequeño vano en el centro de la hornacina.

 

La Torre de Viacamp fue restaurada a lo largo del año 2006, frenando así su progresivo deterioro y recuperando su presencia original. Las obras restauraron la torre tanto en el exterior como interiormente, se adecuo el camino de acceso y el terreno del entorno. Se utilizó piedra tarida del entorno para remplazar la dañada o la inexistente, finalmente se instaló un sistema de drenaje oculto en la planta baja para recoger las aguas de las lluvias y evitar así su deterioro. Se aprovecha una apertura en la primera planta para introducir una estructura metálica que hace las veces de suelo y escalera de caracol por la que se puede acceder al último piso por el interior de la torre, desde la primera planta al suelo continua la estructura metálica pero por el exterior.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de M. Carmen Diez Carrera.

Geolocalización:

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