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Conjunto Medieval de Montañana

Montañana es una pequeña y hermosa localidad de la comarca pirenaica de la Ribagorza. Los primeros datos que se conocen de Montañana se remontan al 987.

En la comarca pirenaica de la Ribagorza, en la margen derecha del rio Noguera Ribagorzano y sobre un promontorio entre los barrancos de San Juan y San Miguel, se encuentra la localidad de Montañana.

Los primeros datos que se conocen de Montañana se remontan al 987 y nos llega a través del Cartuliano del Monasterio de Alaón, en el que aparece como Castrum de Montagnana, de filiación cristiana. Un castrum era una pequeña territorio que poseía un castillo y cuya población debía colaborar en la defensa y mantenimiento de la fortaleza y de sus moradores.

Una muralla rodeaba esta población y desde sus torres defensivas se podía avistar al enemigo con la suficiente antelación como para protegerse convenientemente. Los restos de las torres mas antiguas, la torre de la Mora (siglo XI) se sitúan junto a la iglesia de Nuestra Señora de Baldós y al otro lado del barranco de San Juan, la torre de la Era, respectivamente. Hay una tercera torre de planta cuadrada y de posterior construcción (s.XVI) junto a la puerta que cerraba el conjunto amurallado, la torre de la Prisión que destaca en cualquier panorámica de Montañana, el nombre alude a los tiempos en que sirvió de prisión, este torreón es el mejor conservado del conjunto.

Sus habitantes compartieron este espacio con órdenes militares y religiosos (Hospitalarios y Templarios) y también sufrieron incursiones musulmanas en 1017 de manos de Abdelmailk.

Desde 1830 fue cabecera de municipio, pero la despoblación general que sufrió el medio rural en los años 1950-60 obligó a trasladar el ayuntamiento a Puente de Montañana e, irremediablemente comenzó una decadencia que ha estado a punto de dejar en el olvido este importante reducto medieval, declarado Conjunto Histórico- Artístico en 1974, que hoy ve como sus calle y casas vuelven poco a poco a la vida.

Un Paseo Imaginario:

Un paseo por las calles de Montañana nos transportan rápidamente por el siglo XI, podemos imaginar un ataque por sorpresa de las tropas musulmanas asentadas en las cercanas poblaciones de Lascuarre o Castigaleu, que obligaría a las gentes a abandonar precipitadamente las tierras de labor en busca del refugio que ofrecía el recinto amurallado o la propia fortaleza asentada en lo alto del pueblo y que cerraba un enorme portón.

Pocas veces podía entrar el enemigo en el recinto, los vigías de las torres avisaban con tiempo suficiente y lo más habitual era el asedio y la quema de tierras, casas y enseres que quedaban fuera de las murallas.

Un sosegado recorrido nos permitirá disfrutar de construcciones y pequeños detalles que los años han respetado en este magnífico conjunto medieval: el puente gótico de doble arcada, las calles perfectamente empedradas, misteriosos pasadizos, porches y rampas que separan las hileras de las casas levantadas en piedra y teja árabe.

Desde el puente y hasta la zona amurallada, discurre la Calle Mayor en la que se hallan los inmuebles más emblemáticos de Montañana. Dos detalles llaman la atención recorriendo esta calle. Uno en la parte baja, ya que lo que fue un torreón se convirtió en un enorme lagar, y en su parte alta, encontramos dos edificios rehabilitados, cada uno a un lado de la calle Mayor, pero unidos por una balconada aérea sobre la estrecha calle.

Siguiendo la calle hacia arriba nos encontramos con la torre de la prisión junto a la puerta de la muralla, una vez atravesada esta, podemos ver los restos de las antiguas construcciones medievales y la joya de Montañana, la iglesia de Nuestra Señora de Baldós una espectacular construcción situada en la parte más alta de la localidad y que sorprende por la belleza de su campanario y las figuras que decoran los capiteles de su portada, que recrea los pecados capitales. A unos metros de la iglesia está la Torre de la Mora, la más antigua de ellas y sobre una colina vemos el cementerio de la localidad. Destacar las extraordinarias vistas panorámicas desde este privilegiado sitio, desde el que podemos contemplar al otro lado del barranco la torre de las Eras y la sencilla pero preciosa Ermita de San Juan Bautista de la que destaca las pinturas góticas de su interior y las espectacular portada con capiteles decorados con la escenas de la vida del Santo.

Podemos completar la visita, rodeando la antigua muralla a la que se le adosaron más casa, desde donde contemplaremos una fantástica vista del todo el conjunto.

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Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de M. Carmen Diez Carrera.

Geolocalización:

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