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Única en España y sólo por detrás en tamaño de la de Sevilla, la Catedral Primada de Toledo es una espectacular pieza de la arquitectura y el arte español. En ella encontramos la huella de todos los estilos artísticos predominantes en la Historia de España. Estructura gótica en su construcción, yeserías y techos de traza árabe en la sala capitular, influencias del barroco en su Transparente, del neoclásico en la Puerta Llana... Recorrerla y caminar pausadamente por sus naves, capillas, salas..., es viajar en el tiempo y descubrir un pasado aún hoy vivo, de ensalzamiento y glorificación a lo Eterno.
Historia
Su primera piedra se ponía en 1226 en tiempos del arzobispo Jiménez de Rada y bajo el reinado de Fernando III el Santo, habiendo sido reconocida en 1088 la Iglesia Mayor de Toledo como Catedral Primada sobre las demás del reino. Ubicada en un lugar que pudo ser siempre sagrado (fue emplazamiento de la catedral visigoda y de la posterior mezquita mayor) los primeros maestros de obra fueron Martín y su sucesor Petrus Petri. Lo primero en construir fue la zona de la Capilla Mayor y la girola. La estructura de su girola es muy original: cada uno de los tramos en forma de trapecio que la conforman se divide en rectángulos y triángulos, dando lugar alternativamente a bóvedas con cuatro y tres nervios, dibujando X e Y en sus techos.
Siguiendo el estilo gótico francés, a los pies del templo deberían aparecer dos torres iguales, pero con el tiempo sólo quedó terminada una, siendo la otra muy pequeña, posiblemente por inestabilidad del suelo. Su cúpula cubre la Capilla Mozárabe. La gran torre, de noventa metros, fue terminada por Hanequin de Bruselas en el siglo XV.
En 1755 se instaló la mayor de las nueve campanas: la Campana Gorda, izando sus 17 toneladas de peso mediante poleas movidas por 100 marineros de Cartagena. Se resquebrajó al primer toque y se le cambió el badajo original de tres metros por otro más pequeño.
Periodo
Siglo XIII-XV
Estilo artístico
Transición del Gótico al Renacimiento
Visitas esenciales
Capilla Mayor, vidrieras, pinturas de la Sacristía Mayor, Capilla de Santiago, Transparente, Coro, Custodia de Arce y Ochavo.
Entorno
Casco histórico de Toledo.
La Catedral de Toledo es quizá el edificio más representativo de la ciudad y su traza se debe al maestro Martín, que trabajó en Toledo desde 1227 hasta 1234, continuando su construcción el maestro Petrus Petri.
La planta es de cinco naves, con trifolio de arcos lobulados, crucero no pronunciado y deambulatorio con girola en la que se abren numerosas capillas. La girola se cubre por bóvedas en las que se alternan los tramos rectangulares con los triangulares.
Las paredes están abiertas con ventanales y rosetones que lucen hermosas vidrieras, las más antiguas de las cuales datan del siglo XIV.
El centro del templo está ocupado por la Capilla Mayor y el Coro, separados ambos por el crucero. En la capilla es destacable el sepulcro renacentista del Cardenal Mendoza y los sepulcros reales de Alfonso VII y Berenguela, en un lado del presbiterio y los de Sancho y María de Molina en el otro. El retablo, muy interesante en su conjunto, fue realizado a comienzos del siglo XVI por Enrique Egas y Pedro Gumiel y los escultores Copín de Holanda, Sebastián de Almonacid y Felipe Bigarry. La reja y los dos púlpitos de los extremos son obra de Francisco de Villalpando. Detrás del altar mayor, Narciso Tomé realizó en 1732 un transparente, composición escenográfica de escultura y pintura que pasa por ser una de las obras más representativas del barroco español.
En el coro, construido tras algunas reformas en la catedral, es destacable la sillería, de doble cuerpo. La sillería baja es obra de Rodrigo Alemán y tiene un especial interés en los relieves de la parte alta de los respaldos, que narra la historia de las campañas de la Guerra de Granada, y la conquista de ciudades como Alhama, Alora, Ronda, etc. La sillería alta fue encargada en 1539 a Alonso Berruguete y a Felipe Bigarny, el primero de los cuales también labró la silla arzobispal y el grupo de la Transfiguración colocado sobre el trascoro. Son dignas de mención en el coro también la imagen gótica de la Virgen Blanca (siglo XIV) y dos atriles con relieves de bronce de Nicolás Vergara. Jalonan los muros que conforman el coro dos órganos de tubos de los que destaca el llamado órgano del arzobispo, construido en 1756 por Pedro de Livorno.
Son muchas las capillas y dependencias de la catedral e innumerables las obras de arte que alojan. La capilla de los Reyes Nuevos, construida por Alonso de Covarrubias, sirve como panteón de los Trastámara y en ella destaca la sillería de nogal y los sepulcros, en hornacinas platerescas de Juan I y su esposa Leonor. La capilla de Santiago o del Condestable es una de las grandes obras del gótico florido y da cobijo a los sepulcros de varios familiares del Condestable en los muros y, en el centro, los yacentes de Álvaro de Luna y Juana Pimentel terminados en 1489 por el escultor Pablo Ortiz. En el retablo principal es interesante la escultura colorista y dorada de Santiago a caballo. En la capilla de San Ildefonso, al lado derecho de la capilla de Santiago, destaca el sepulcro del arzobispo Alonso Carrillo de Albornoz, realizado por el escultor Vasco de la Zarza; las rejas son del maestro Pablo y las esculturas de Juan Pascual de Mena y Manuel Álvarez. Son también dignos de mención el sepulcro del obispo Castillo, esculpido por Covarrubias, en la capilla de Santa Eugenia; el retablo de Juan de Borgoña y el de Felipe Bigarny para la capilla de la Descensión; la capilla del Sagrario comenzada por Nicolás Vergara y finalizada por Juan Bautista Monegro; la capilla mozárabe, bajo la cúpula de lo que debió ser la segunda torre de la catedral, con una espléndida reja de Juan Francés, y la capilla de los Reyes Viejos o del Espíritu Santo, con sus rejas platerescas realizadas por Domingo de Céspedes.
La sala capitular fue mandada construir por el cardenal Cisneros a Enrique Egas y Pedro Gumiel. En la antesala es especialmente bella la techumbre de madera, conformada por casetones dispares y fina policromía en estilo mudéjar. El paso a la sala propiamente dicha se realiza a través de una puerta enmarcada por una bella yesería mudéjar, y ya en la sala llama la atención la original techumbre de casetones en cruz y especialmente la obra pictórica de Juan de Borgoña en lo alto de los muros. La sacristía, cuyo techo está decorado al fresco por Lucas Jordán, constituye un museo en el que se exponen obran tan sobresalientes como El Expolio y El Apostolado de El Greco, El Prendimiento de Goya, obras de Zurbarán, Rubens, Rizzi, Tristán, Tiziano etc., y valiosos códices, como los tres tornos de la Biblia de San Luís (1250). En salas contiguas hay una buena colección de casullas y capas pluviales de diversas épocas.
Abundantes son asimismo las obras de orfebrería y joyería que guarda la catedral, entre las que destaca la custodia de Enrique de Arfe que se halla en el tesoro.
Completan el interés artístico de la catedral el claustro (siglos XIV-XV) y la Puerta del Reloj, cuajada de figuras en sus tres arquivoltas, tímpano y parteluz; las tres portadas de la fachada principal (Puerta del Perdón, de la Torre y del Escribano) y la Puerta de los Leones, en cuyas esculturas trabajaron Hannequín Egas y Cueman (siglo XV).
Fotos y texto propiedad de Instituto de Promoción Turística de Castilla-La Mancha