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La iglesia de San Cebrián o San Cipriano tiene sus orígenes en el siglo XI es de estilo románico, aunque de esa época sólo se conservan una cabecera de tres cuerpos y el muro norte, fue reconstruida en los siglos XII, XIV y XVIII. En la reconstrucción del siglo XIV se añadió una capilla funeraria en el lado norte y la torre en el lado sur. Inicialmente tenía planta basilical, pero fue sustituida por una única nave aunque conservando la triple cabecera característica del románico zamorano.
Lo más destacable de su fachada es la ventana de la capilla del Evangelio, protegida por una reja de forja del siglo XII. También cuenta con varias piezas escultóricas embutidas en los muros, de las que podemos resaltar un herrero trabajando en un yunque, un monstruo de siete cabezas, o una sirena.
La iglesia tiene una sola nave, a la que se añadieron tres capillas, que tienen ventanas a la fachada, enmarcadas en arcos semicirculares apoyados en columnas con capiteles decorados con formas vegetales, destacando en su interior los capiteles labrados, especialmente los de la capilla mayor, en los que se representan la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso, y la Adoración de los Reyes. La capilla del Evangelio además está protegida por una reja que data del siglo XII. La portada principal se encuentra junto a la torre, y está formada por tres arquivoltas semicirculares. Y todo el alero está decorado por molduras ajedrezadas y figuras humanas.
Se encuentra dentro del grupo primitivo de Zamora, denominado así por ser anterior a la construcción de la Catedral y en el que se encuentran las iglesias de Santo Tomé, Santiago el Viejo, San Claudio de Olivares y Santa María la Nueva, este conjunto arquitectónico destaca por su exclusividad, con un localismo muy característico.
Es Bien de Interés Cultural desde el año 1931.