- Actividades
- Periodo Histórico
- Comunidades
¡Instala rutas con historia!
La Iglesia de San Manuel y San Benito está emplazada en la calle Alcalá, 83, esquina calle Lagasca, en Madrid, en un lugar envidiable, pues está enfrente del parque del Retiro, construida entre 1902 y 1908 por el arquitecto Francisco Arbós Tremantí. Se edificó como residencia y templo de los Padres Agustinos. El matrimonio de empresarios de origen italiano Manuel Caviggioli y Benita Maurici y los religiosos pactaron que a cambio de los generosos donativos, la iglesia sería su panteón.
El nombre de la iglesia procede de los dos mecenas. Como no existe una santa de nombre Benita, se decidió poner la iglesia bajo la advocación de San Benito.
En Madrid hay dos ejemplos sobresalientes de la llamada arquitectura de estilo neobizantino: esta iglesia y el Panteón de los Hombres Ilustres de Atocha, también obra del mismo Arbós.
El templo que nos ocupa posee una planta octogonal, típica del panteón en que se convirtió, cubierta por una gran cúpula sostenida por pechinas donde se representan simbólicamente los cuatro evangelistas.
En su interior sobresale la capilla “de la Epístola”, que tiene un altar centrado construido en mármol blanco, y que aloja a ambos lados del altar los sepulcros del matrimonio de mecenas que intervinieron tan activamente en la erección de este magnífico templo, y que habían donado los terrenos para la construcción de la iglesia. Podemos admirar esculturas de Ángel García Díaz en el altar mayor: la imagen de El Salvador y las de San Agustín y San José. En la capilla a ella dedicada y bajo templete, se emplaza una figura de la religiosa agustiniana Santa Rita.
El cuerpo central está iluminado por vidrieras que se localizan en torrecillas tipo minarete de sabor islámico, y que constituyen los contrafuerte de la gran cúpula, que recuerda a la de la catedral de Florencia. La cúpula está recubierta por una chapa de cobre rojo decorada por ojivas ciegas entrelazadas.
La alta y esbelta torre semeja los campaniles de las iglesias italianas, como quisieron los promotores del edificio. Consta de cuatro cuerpos decorados con arquerías y está coronada por un templete cubierto por un tejadillo rematado por una cruz.
En 1936, al estallar la guerra, la iglesia cambió de función y fue dedicada a almacén y economato. Fue restaurada en 1975 por el arquitecto José Arenillas.
La historia del matrimonio de origen humilde “hechos a sí mismos” merece la pena escucharla. Ambos eran de origen italiano y humilde y afincados en Madrid cuando eran jóvenes. Poco se sabe de cómo forjaron su fortuna, pero gracias a ella, frecuentaron los ambientes más aristocráticos. El marido murió en 1901. Poco después, la viuda Benita, se comprometía con los padres agustinos de la provincia de Filipinas a construir una iglesia para panteón de su marido y de ella misma. También negoció la construcción de un convento cuya planta baja se dedicaría a la instrucción gratuita de obreros.
Aunque Benita falleció antes de la finalización de las obras, cumplió su deseo y ambos cónyuges fueron enterrados en la capilla preparada a tal efecto que hizo las veces de panteón. Dos lápidas en la pared dan fe del hecho, y muestran al visitante los retratos de ambos, hechos en mármol blanco de Carrara.
