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Iglesia de San Martín de Frómista

La Iglesia de San Martín de Frómista es uno de los edificios más significativos del románico europeo, es un claro representante del arte aedificatoria.

La Iglesia de San Martín de Frómista es uno de los edificios más significativos del románico europeo. Su sencillez de líneas, sus cuidadas proporciones, la pulcritud arquitectónica del conjunto y el genial equilibrio de verticales y horizontales hacen de este edificio un claro representante del “arte aedificatoria” de la cultura románica.

Este templo fue levantado para un monasterio de benedictinos por la condesa de Castilla, Doña Mayor, esposa y viuda de rey Sancho III de Navarra, según su testamento del año 1066. Ha sido reposo espiritual de los peregrinos del Camino de Santiago.

En el año 1118 pasó a depender del priorato benedictino de San Zoilo, en Carrión de los Condes. Los monjes lo abandonaron poco después, en el siglo XIII, y lo cedieron a Don Juan Gómez de Manzanedo. Tras cambiar de mano en varias ocasiones durante la Edad Media, y tras su definitiva separación del monasterio, la iglesia sufrió diversos añadidos durante el siglo XV: una torre que serviría de campanario sobre el cimborrio original, y varias dependencias que hicieron de sacristía. Tras estas últimas noticias medievales, el templo sufre un progresivo deterioro, que lleva a que a finales del siglo XIX sea declarado inadecuado para el culto. Tras su cierre, el deterioro se acelera, con varios desprendimientos en la bóveda y las paredes.

El deficiente estado de la edificación amenazaba ruina. La labor de restauración del templo se inicia poco después de su declaración como Monumento Nacional en 1894. Las labores de restauración quedan en manos del arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, quien se propone devolver el templo a su estado original, eliminando los añadidos posteriores. Los capiteles y canecillos más deteriorados fueron trasladados al Museo Arqueológico de Palencia, y sustituidos por reproducciones. Las tareas de reconstrucción finalizan en 1904, fecha en la que definitivamente se reabre al público.

En la actualidad puede contemplarse, en el interior de la propia iglesia, una maqueta que representa la situación de la iglesia en el momento de acometer su restauración

Tanto al exterior como al interior, destaca su decoración escultórica, de una gran calidad. Destacan por ello varios capiteles, de los 50 que posee el templo, como el que narra la fábula de la zorra y el cuervo; otro con una escena de soldados; el de Adán y Eva en el Paraíso; u capitel inspirado en el sarcófago romano de Husillos, donde aparecen figuras desnudas de inspiración clásica; un capitel en el que se ha querido ver una escena de matrimonio;… Mención especial merecen los 315 canecillos de diversa temática.

Es una construcción que consta de tres naves, todas ellas con bóvedas de cañón y arcos fajones. En la cabecera tiene tres ábsides circulares y el crucero posee un cimborrio poligonal. Los capiteles de las columnas son de gran belleza, con profusa decoración vegetal e iconográfica. La fachada presenta una novedad que recuerda al estilo alemán: dos torres circulares que flanquean la puerta de acceso. En su interior conserva un Cristo Crucificado de extraordinario valor.

Su carácter de monumento paradigmático del románico pleno y su emplazamiento en la ruta jacobea, hace que reciba numerosos visitantes de la más variada procedencia geográfica que se complacen en la contemplación de este monumento fundamental del arte románico que fue levantado a finales del siglo XI.

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Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y Fotografías propiedad de Juan Andrés Caballero Díez

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