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Claustro Monasterio de San Andrés de Arroyo

El claustro del Monasterio de San Andrés de Arroyo, Santibañez de Ecla, Palencia, es una de las piezas exquisitas del tardo románico palentino y castellano

La primera noticia que tenemos del Monasterio de San Andrés de Arroyo data del acta del 23 de abril del año 1181 en la que Alfonso VIII le concede a la abadesa del convento la iglesia de San Millán, cerca de Villasandino. La abadesa por aquel entonces era la condesa doña Mencía de Lara.

El monasterio de San Andrés es una réplica en pequeño del Monasterio de Las Huelgas.

El claustro es una de las piezas más exquisitas del tardo románico palentino y castellano. Es la parte más espectacular del monasterio. En él se pueden advertir las pervivencias románicas, con sus capiteles vegetales. Cuenta con columnas esquineras, más gruesas y únicas, con fustes profusamente decorados y capiteles en filigrana que se salen ya de los cánones más rigurosos del estilo cisterciense.

Tiene arcos tímidamente apuntados sobre esbeltas columnas pareadas y capiteles finamente trabajados con motivos vegetales en tres de las cuatro crujías, albergando a veces cogollos o bolas. La crujía oriental fue reconstruida en el siglo XVI en estilo gótico tardío, con bóvedas de crucería para soportar el peso de una galería superior.

Las pequeñas diferencias con el Monasterio de Las Huelgas son que las arquerías están ligeramente apuntadas y se aprecia una mayor sofisticación, próxima al gótico, en la manera de esculpir los capiteles, cuya decadente belleza nos anuncia que el románico se encontraba en sus últimas fases.

Destacan las columnas angulares del claustro, más gruesas y únicas, con fustes profusamente decorados y capiteles en filigrana que se salen ya de los cánones más rigurosos del estilo cisterciense. En particular una de ellas, con fuste labrado dibujando franjas en zigzag y flores de seis pétalos, y con un capitel de tallos calados casi al aire, de gran virtuosismo.

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En el centro del patio podemos observar una fuente traída por el rey Pedro I de Castilla a la localidad palentina de Astudillo.

Entre las dependencias claustrales destaca la sala capitular,  que tiene una entrada muy elegante mediante arquivoltas apuntadas y los habituales ventanales bíforos flanqueándola, donde se hace notar la influencia de la arquitectura burgalesa, cubierta con una esbelta bóveda octopartita.

Solo se conservan tres pandas del primitivo claustro del siglo XIII, que se sitúa al sur de la nave principal de la iglesia, la cuarta fue sustituida en el siglo XVI, por una de estilo renacentista. Las existentes tienen cada dieciséis arcos las norte y sur y dieciocho la situada al oeste, formando un trapecio.

Por todas las connotaciones que el monasterio tiene con Las Huelgas podemos creer que son fábricas coetáneas, cuyas obras se están realizando a lo largo del segundo cuarto del siglo XIII. Por otra parte, dada la protección real de ambos monasterios, no nos extrañaría que algunos maestros interviniesen en las dos obras, ya que tanto el pórtico como la iglesia o el claustro no sólo repiten las mismas estructuras, sino que los motivos ornamentales, en algunas partes, parecen haber salido de la misma mano.

Las desamortizaciones decimonónicas llevarían al monasterio a la ruina.

En el año 1931 es declarado Monumento Histórico Artístico.

En el año 1958  la Dirección General de Bellas Artes realiza una importante labor restauradora

Bibliografía, Créditos y menciones

Fotografías propiedad de Mimi Cosgaya

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