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El templo de San Miguel se empezó a construir a mediados del siglo XII, prolongándose su construcción hasta el siglo XV, pero su aspecto actual, especialmente el interior, es el resultado de sucesivas reformas realizadas en siglos posteriores, que se traducen en elementos artísticos que discurren desde el románico hasta el barroco. En este tiempo no solo se añadieron elementos sino que también perdió partes significativas de su construcción, como la linterna de la torre, del siglo XV y una antigua torre mudéjar de ladrillo derribadas en 1919.
El edificio conserva de traza románica el ábside semicircular que cierra la nave principal del templo y que al exterior presenta un ritmo de columnas triples y se remata con un friso de arquillos ciegos y una cornisa apoyada sobre mordillones de rollos, elementos procedentes de la tradición islámica y que también podemos contemplar en las iglesias de San Juan o San Antonio.
Entre 1518 y 1520, Juan de Latas construyó el coro que se encuentra como capilla independiente al tempo en su parte oeste. En el que se puede observar la mezcla de estilos decorativos góticos y renacentistas.
Durante los siglos XVII y XVIII la iglesia cambió su aspecto interior totalmente, recubriéndose de estucos y pinturas, sufriendo transformaciones en las bóvedas incluyendo elementos decorativos del más puro estilo barroco. En la actualidad, de estas decoraciones sólo queda como la pintura que se encuentra en la bóveda del coro.
El acceso al edificio se realiza por un lateral, donde se encuentra situada una portada románica de cinco arcos, con un tímpano del cual solo quedan las trazas de un desaparecido relieve con la imagen de Cristo, rodeado por las imágenes de los cuatro evangelistas.
El edificio consta de tres naves separadas por pilares en forma de cruz con columnas adosadas. El crucero o espacio central se cubre con bóveda de crucería sobre la que se levanta un cimborrio, visible al exterior.
Una bella bóveda estrellada cubre el coro instalado en el siglo XVI.
Destaca en el interior un conjunto de pintura mural gótica en el ábside. Datado a principios del siglo XIV y realizado al temple, el conjunto representa la escena de la coronación de la Virgen, que se encuentra con los apóstoles y tres grupos de ángeles portando incensarios, instrumentos musicales y velones, todos ellos reproducidos con gran detalle.
La iglesia de San Miguel también es conocida popularmente como San Valero. De las que actualmente quedan en la ciudad es la que más elementos románicos conserva del templo original.