- Actividades
- Periodo Histórico
- Comunidades
¡Instala rutas con historia!
La iglesia de Santa María de Guimerà data del siglo XIV, aunque hay datos de la existencia de un templo románico desde 1154 cuando fue anexionado a la archidiócesis de Tarragona. Del templo románico sólo se conservan algunos capiteles esculpidos. Está situada en lo alto de la localidad junto al castillo con el que comparte muralla.
En el siglo XIV, los señores de Guimerà, Guerau Alemany y su esposa Guevara de Rocabertí, deciden construir un nuevo templo de estilo gótico y de mayores dimensiones, aunque ha sido muy modificado a lo largo del tiempo.
Tiene una única nave con capillas laterales, planta de cruz latina, y termina en un ábside gótico pentagonal. Tanto la nave como las capillas laterales están cubiertas con bóveda de crucería, con su clave esculpida con motivos heráldicos. La fachada tiene una portada con cuatro grandes arquivoltas góticas con arcos apuntados y protegidas por un guardapolvo. Las arquivoltas se apoyan en finas columnas con los capiteles esculpidos con motivos vegetales, cabezas humanas y motivos heráldicos. En la fachada se sitúa un gran ventanal de tipo ojival.
En el lado izquierdo se encuentra el campanario, de tipo torre y adosado al muro norte del templo. Es de planta cuadrada y cumplía también funciones defensivas. En el piso superior tiene seis ventanas de medio punto. Los muros que dan al interior del recinto amurallado del castillo tienen dos ventanas, mientras que en los muros que dan al exterior sólo hay una.
Hacia medios del siglo XVI se ampliaron las murallas del castillo y se construyó el portal de Èvol, para lo fue necesario ampliar la rampa que sube desde la plaza. Se construyeron tres arcos apuntados, de los cuales sólo nos queda el más próximo al templo. Los otros dos han sido reconstruidos. Dentro de estos arcos podemos encontrar dos elementos funerarios: en el más próximo a la iglesia se encuentra un sarcófago gótico en el que hay esculpida un águila, que identificaba a la familia Aguiló, rodeada por escudos con las torres de los Bellpuig; en la arcada central hay, empotrada en el muro, una estrella funeraria del siglo XII, esculpida con semicírculos que acaban formando dos cruces entrecruzadas y el sol en el centro.
En el interior hay tres capillas con bóvedas de crucería. Cabe destacar la réplica del Retablo de Ramón Mur, conocido como el Retablo de Guimerà, que es uno de los más grandes de la época, una parte se conserva en el Museo Episcopal de Vic, y un Retablo modernista de alabastro, obra de Josep María Jujol, discípulo de Gaudí, que consolidó la estructura y restauró el interior en 1939 por encargo del rector de la parroquia, ya que el templo había quedado muy deteriorado tras la Guerra Civil.
