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Iglesia de la Veracruz

La iglesia de la Vera Cruz, anteriormente denominada del Santo Sepulcro, fue finalizada en el año 1208 y fue realizada por los caballeros del Santo Sepulcro.

Ubicada en el segoviano barrio de Zamarramala. Una lápida encastrada en el interior nos indica que la finalización de este templo se remonta a 1.208: “…dedicatio: eclessie: beati: sepulcro: Idus: Aprilis: era: M:CC:XLVI:…” Una antigua tradición le atribuye su existencia a la Orden del Temple, pero la inscripción que antecede a la fecha de fin de las obras, le cede su autoría a los caballeros del Santo Sepulcro: “Hec: sacra: fundantes: celeste: sede: locentur: atque: gobernantes: in: eaden: consocientur:…”  (Los fundadores de este templo sean colocados en la sede celestial, y los que se extraviaron les acompañen en la misma. Dedicación de la Iglesia del Santo Sepulcro. En los idus de abril, era de 1246 (nuestro 13 de abril de 1208)]

No existe ningún documento que asegure que fue la Orden del Temple la que edificó este templo, pero las similitudes halladas con la mezquita de Omar, sede de los templarios en Jerusalén, y la iglesia portuguesa de Tomar, construida por los monjes soldados, parecen pesar más que los escritos. En el siglo XVI este edificio pertenecía a la Orden de San Juan, la cual se quedó con la mayoría de las posesiones templarias en la Península.

Actualmente se baraja la posibilidad de que la iglesia fuera comenzada a construir por la Orden del Temple y que antes de acabarla, ésta pasara al Santo Sepulcro, debido al arcaísmo de sus formas y a las similitudes que se han encontrado con templos italianos: Santo Sepulcro y del Calvario de Bolonia y Santo Tomás in Lemine, en Bérgamo. En aquellos años era frecuente encontrar maestros italianos trabajando en España.

Estamos ante un templo de planta dodecagonal, en tres de sus lados se abren tres ábsides, siendo el central de mayor tamaño que los otros dos. Posee una torre adosada al mediodía, posterior a su primera fábrica, pero construida en época románica, al menos los dos primeros cuerpos. Delante de ella, casi enterrado por el desnivel del terreno, existe un primer cuerpo románico con bóveda de cañón apuntado, que parece corresponder con un campanario exento. Los paramentos de los muros son de mampostería encalada, rompen su sobriedad varios vanos que se abren en la parte alta. Unos canecillos lisos sostienen la cornisa del alero. Los muros están recorridos por vanos: a veces son simples aspilleras y otras, ventanas de medio punto.                               

Posee dos portadas, la occidental se protege con un tejaroz con canecillos y metopas con florones y otros temas vegetales; se organiza en cuatro arquivoltas de medio punto: la exterior con baquetón y las otras tres con motivos en zigzag; están bordeadas por una fina moldura exterior de billetes. En el lado izquierdo nos encontramos con los siguientes capiteles: uno corintio, otro de arpías con mantos y un tercero con dos demonios que sujetan a una figura con una cuerda, como queriéndola ahogar. En los de la derecha vemos unas arpías con las alas desplegadas, aves afrontadas y dos guerreros con cota de malla luchando cuerpo a cuerpo. El tímpano y sus mochetas son lisos y de obra posterior.

La otra portada está en el muro norte, es la que da acceso al templo. Está formada por tres arquivoltas lisas y una chambrana ajedrezada de medio punto, descansa en dos capiteles con arpías, uno corintio y la representación de una Anunciación, en la que vemos dos figuras cobijadas bajo arcos trilobulados, la figura de la derecha lleva en la mano un cetro.

En el interior, lo más innovador está en el centro, se trata de un edículo dodecagonal que se une a los muros mediante arcos fajones radiales que soportan una bóveda de medio cañón. El edículo está formado a su vez por dos pisos: uno inferior de poca altura y a ras del suelo, con forma de cripta cubierta por una bóveda de crucería que apea sobre cuatro columnas que son más anchas y cortas, que las restantes. Este piso inferior se abre en las cuatro direcciones, estando ciegos al exterior los arcos, ligeramente apuntados, de los ocho muros restantes. Al piso superior se accede por medio de una doble escalera ubicada en el lado oeste del edificio, es de mayor altura y se cubre con una bóveda sobre cuatro arcos paralelos dos a dos que se cruzan. Tiene una apertura frente a la entrada por la que se ve el ábside mayor. En medio de la estancia se alza un bloque de piedra rectangular con funciones de altar. Está decorado con arquería ojival, se cruzan sobre columnitas con fuste en zigzag que recuerda a las series de arcos del claustro de San Juan de Duero. Los arcos esculpidos en sus laterales tienen el fuste liso y un arco más de herradura. Recordemos que los restos San Juan de Duero, pertenecen a un monasterio Hospitalario y que fue construido por esta Orden

Sobre la cúpula del segundo piso, parece existir una cámara secreta a la que se accede mediante una escala. La parte superior del edículo presenta al exterior, arcos ciegos apuntados similares a los de la inferior pero de mayor altura. Las aristas exteriores son recorridas por columnas sencillas que abarcan ambos pisos, partiendo del suelo hasta los arcos fajones. Sus capiteles son simples, de tipo corintio. Una imposta separa los dos pisos del edículo.

Se cree que en la parte alta, velaban las armas los caballeros de la orden de Malta; hoy día, mantienen sus reuniones en esta sala. En ella vemos además del altar, una imagen de San Juan Bautista y una cruz de Malta. En ese altar era donde colocaban sus espadas y en el desaparecido banco de piedra corrido, era donde permanecían en vela, orando.

Los ábsides son sencillos, se cubren con bóveda de horno y sus presbiterios con  medio cañón. Los capiteles de los arcos fajones son de tipo corintio y con volutas los de las ventanas del ábside central.

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Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de Vanessa Montesinos.

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