- Actividades
- Periodo Histórico
- Comunidades
La Fuentecilla es el nombre que recibe la fuente monumental situada en una pequeña plaza entre la calle de Arganzuela y la calle de Toledo de Madrid. Concebida desde su construcción como monumento conmemorativo de la restitución del Rey Católico Fernando VII, El Deseado, después de la invasión francesa de las tropas de Napoleón. Tanto esta Fuentecilla como la Puerta de Toledo, conmemoran este hecho.
En 1814, el Conde de Moctezuma, alcalde de Madrid en esa época, quiso edificar un monumento en honor al Rey bajo proyecto del Arquitecto Mayor D. Antonio López Aguado.
López Aguado presenta un informe en el que describe la fuente; y entre febrero y marzo de 1814 se aprueban los presupuestos. Parece ser que el director de la obra fue Alfonso Rodríguez, que llegó a ser Arquitecto de la Casa Real, el cual acabó la fuente en 1815.
Se utilizaron materiales de construcción de los sillares y elementos de otras fuentes ya desaparecidas, como la Fuente de la Abundancia que estaba en la Plaza de la Cebada.
La fuente tiene un pilón de granito, con sus cuatro caras con frontones triangulares y escudos de Madrid, sostiene dos figuras en piedra blanca de un oso y un dragón, alusivos al antiguo y moderno escudo de la Villa, es el primer grupo escultórico en alusión al antiguo escudo heráldico de Madrid compuesto por siete estrellas. Detrás aparece el gran cuerpo de granito compuesto de tres partes: una de ellas baja que sirve de base, con el pilón cuadrado rodeándolo y tres caños, uno por lado y la segunda, que tiene rematadas sus caras con frontones con dos escudos de Madrid de piedra, en los laterales. En el frente, sobre el león y el dragón, hay una placa de piedra donde se puede leer la siguiente inscripción; «A Fernando VII, el Deseado. El Ayuntamiento del heroico pueblo de Madrid. Corregidor, el conde de Moctezuma».
La Fuentecilla tuvo once aguadores, el agua llegaba del Arroyo del Abroñigal, que surtía otras muchas de Madrid. El león superior parece ser el de Castilla y León, en representación del monarca, que apoya las garras sobre dos esferas que representan los dos hemisferios. Debajo como apuntamos más arriba Oso y dragón y en el frontal la lápida conmemorativa.
Durante la restauración del año 1993 se tuvo que desmontar completamente y trasladar a un taller para restaurarla ya que estaba desplomada por un fallo de construcción, no se podía usar la fontanería y algunas piezas habían desaparecido. Por ese motivo se aprobó un convenio en el que se adecentó la fuente recuperándose también el texto de la dedicatoria, así como todo el entorno alrededor de ella.
Está declarada como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde 1997.