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Palacio Episcopal de Gerona

El Palacio Episcopal de Gerona. Palau Episcopal de Girona, el edifico original data del año 988, época en el que el obispo Gotmar III compró una casa al conde Borrell

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El edificio del Museo de Arte durante muchos años fue el Palacio Episcopal de la ciudad. La que se tiene del Palau data del año 988, época en el que el obispo Gotmar III compró una casa al conde Borrell, que estaría ubicado en la actual zona norte del Palau.

A la muerte del obispo Guillem de Peratallada en 1167 se registra en el obituario de la Catedral que "construyó el palacio".

En el siglo XIII el conjunto se fue ampliando siguiendo los gustos de la época y tomo el aspecto de un castillo, convirtiéndose en la primera construcción gótica de Gerona. Por esa época fueron construidas las torres (la de la fachada oeste y la de la prisión), el salón del Trono, que unía las dos torres, y el salón del Arco.

La prisión del Palacio, era un espacio acogedor en comparación con el resto de prisiones de la época. Muy lejos de ser una mazmorra subterránea ya que está ubicada en el segundo piso y ofrecía a los prisioneros unas privilegiadas vistas sobre el patio del palacio y sobre la parte alta de la ciudad. También tenía una chimenea. Aunque tampoco los condenados eran ordinarios, ya que se trataba de los religiosos castigados por el obispo o por los tribunales de la iglesia. En las paredes aun hoy día se pueden leer algunas de las inscripciones que los prisioneros dejaron escritas.

Durante los siglos XV y XVI continuaron las obras y ampliaciones del Palau, con los obispos Boil y Margarit. Fue entre 1500 y 1600 cuando el edificio pasó de ser castillo a palacio, con la apertura de ventanas que daban paso a la luz, también fue en estos años en que se realizaron las obras de ampliación que enlazaba el ala nueva con la parte más antigua.

Durante la Guerra dels Segadors, los soldados del rey cometieron excesos tanto contra la población como contra la iglesia, hechos por el que se desencadeno una revuelta social. Esto hizo que obispos y sacerdotes animaran a los sublevados contra las tropas.

Pasada ya la revuelta, 1756 el obispo recibió en su Palau (Palacio) al Papa, entonces Benet XIV, lo cual era un privilegio extraordinario. Con motivo de esta visita papal se abrió una capilla contigua al comedor, conservada aun hoy día, sitio en el que los obispos decían misa cada mañana.

En los diferentes sitios napoleónicos (1808 y 1809) el edifico sufrió numerosos daños.

En 1898 terminaron los diversos conflictos acecidos durante este periodo y el edificio adquirió el aspecto que podemos ver hoy día, el obispo Tomás Sivilla compró la casa Falla con el jardín de los Escudos y el Patio del Pozo.

En 1936 con el estallido de la Guerra Civil Española, el obispo José Cartaña abandonó el Palau y se pensó en convertir el edificio en un Museo del Pueblo, para tal fin se empezaron algunas obras. Se habilitó una estancia para el conserje y también se hicieron algunos destrozos buscando un supuesto tesoro escondido en las paredes del Palau.

Al terminar la Guerra Civil el edificio recuperó su función de Palacio Episcopal y el obispo Narciso Jubany Arnau hizo a partir del año 1964 las últimas obras que debían dar una mínima confortabilidad en sus salas. Fue su sucesor Jaime Camprodon y Rovira, en el 1973, el que ya no habitó el Palacio. Aunque se mantuvo un despacho como último recuerdo de su función original. También se mantuvieron diferentes escudos repartidos por varias estancias en recuerdo a cada uno de los obispos que realizaron una reforma.

Durante el año 2010 se construyó un ascensor en el patio, que género cierta polémica por el impacto estético de su implantación.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de M. Carmen Diez Carrera.

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