Puente de Reina Victoria

El Puente de Reina Victoria se inauguro el 13 de Junio de 1909 coincidiendo con la festividad de San Antonio de Paula y fue presidida por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia,  el nombre del puente se puso en honor de la esposa del rey Alfonso XIII. Salva el río Manzanares uniendo las calles de Aniceto Marinas con la Ribera del Manzanares, conectando el parque de la Bombilla, la ermita de San Antonio de la Florida y su gemela, con la Colonia de San Antonio de La Florida y la Colonia del Manzanares que se encuentra al otro lado del río. También es conocido como Puente Victoria.

Fue construido por el ingeniero José Eugenio Ribera Dutaste, sobre un proyecto del arquitecto Julio Martínez-Zapata Rodríguez. El puente, de decoración modernista y compuesto por dos bóvedas elípticas  y paralelas de hormigón armado, tiene capacidad para dos carriles los cuales permiten la circulación de los vehículos. Se trata, además, de uno de los primeros puentes de hormigón construidos en España. La decoración del mismo consta de  cuatro jarrones y ocho farolas de fundición de hierro con osos rampantes llevadas a cabo por Francisco Iglesias.

Durante la II República española cambió el nombre por el de Puente de Galicia, hasta que después de la Guerra Civil volvió a recuperar su nombre original.

Sustituyó a uno puente anterior conocido como Puente Verde, que debía su nombre al color de su barandilla.

En uno de sus laterales podemos ver una placa conmemorativa, no en muy buen estado, colocada el 13 de Junio de 1999 para celebrar su noventa aniversario.

Desde el puente, mirando en dirección Sureste se puede ver una de las esclusas del río Manzanares,  y en dirección opuesta Noroeste a pocos metros de la vertical el Teleférico de Madrid, y unos curiosos puestos para la pesca. Utilizados para carpines y luego devolverlos vivos al agua.

En la barandilla del puente se están colocando candados con declaraciones de amor, moda reciente surgida a raíz de la novela de Federico Moccia “Tengo ganas de ti” año 2006 y que se está extendiendo por muchos puentes de miles de sitios. El ritual consiste en que los novios colocan un candado con una frase de amor y sus nombres y después de cerrar el candado, tiran la llave al río. Con este gesto los enamorados quieren dejar constancia de que su amor durará por siempre, de ahí que se cierre el candado y se tire la llave al río, es una metáfora de la eternidad.