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A la altura del km 8 de la larguísima Calle de Alcalá, junto al metro Suances, se encuentra el único almendral de Madrid, cuya visita recomiendo encarecidamente, sobre todo durante los meses en que están los almendros en flor, febrero y marzo. Este bosquecillo se halla en la denominada Quinta de los Molinos, que en los años 80 del siglo XX pasó a ser parque público. Es una finca de ambiente mediterráneo inmerso en la mesetaria capital de España. Posee un camino asfaltado que divide el espacio en dos, un terreno lleno de olivares y el ya citado almendral.
En 1920, el conde de Torre Arias regaló la finca al arquitecto César Cort Botí, que era profesor de urbanismo de la Escuela de Arquitectura. Cort plantó almendros y olivos para dar un toque luminosamente mediterráneo al terreno, al estilo de los cuadros de Joaquín Sorolla, y además construyó en el lado norte la Casa del Reloj. Junto a este palacete se encuentran dos molinos traídos de EEUU cuya función era la de obtener agua para el regadío del solar. Muy próximos a ellos, se alzan un aljibe y un estanque. La zona edificada está separada del olivar y del almendral por una barrera de pinos. Los molinos son los que dan nombre a la finca.