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Los cuatro Toros de Guisando se encuentran ubicados en el término municipal de El Tiemblo, provincia de Ávila, son una de las mejores manifestaciones artísticas de la España prerromana.
Las esculturas zoomórficas conocidas como Los Toros de Guisando son la representación de toros y cerdos de una forma simbólica realizada por los vetones, pueblo prerromano habitante de las provincias de Ávila, Salamanca, Cáceres y parte de Toledo al menos desde el siglo V a.C. hasta la conquista romana 136-133 a.C.
Los Toros de Guisando se componen de cuatro esculturas de granito que representan como hemos mencionado antes toros o cerdos, parecen más toros porque algunas de las esculturas tienen en la cabeza, huecos que podrían ser el lugar donde colocar los cuernos. Están colocados en una línea dirección norte-sur y mirando hacia la loma del cerro de Guisando, del que reciben su nombre, y a sus espaldas el arroyo Tórtolas, frontera natural que separa las comunidades de Castilla y León y Madrid.
Una de las posibles interpretaciones que se dan a las esculturas es que dada la dependencia de la ganadería para la subsistencia del pueblo vetón podemos suponer que estas estatuas eran para ellos protectoras del ganado, dotadas de una finalidad mágica. También pudieron ser esculturas con fines religiosos o funerarios o bien como simples hitos en las cañadas o marcadores territoriales.
Los Toros de Guisando no están ligados a un castro prerromano, como suele ser habitual en este tipo de representaciones, sino a una antigua ruta de comunicación ya existente. En tiempo romano se realizo la inscripción latina del primer toro que dice: LONGINUS PRISCOCALAET Q PATRI F C la traducción es Longino se encargo de hacer (este monumento) para su padre Prisco de los Calaéticos). Esto nos indica que pudieron ser reaprovechados en el siglo I-II a partir de las tallas anteriores o incluso esculpidas expresamente para constituir un monumento romano de carácter funerario y/o conmemorativo.
La vistosidad de los toros debió hacer que en época medieval fueran incorporados a la venta como algo pintoresco, formando parte de ella.
En este lugar se firmó en el siglo XV el Tratado de los Toros de Guisando entre el rey Enrique IV de Castilla y su hermana Isabel (futura reina Isabel I de Castilla, conocida como Isabel la Católica), en el que se proclamaba a Isabel como Princesa de Asturias, por lo tanto heredera del trono.