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La senda que sigue el curso del río en dirección sur, muestra en su margen izquierda varios vestigios arqueológicos de molinos y batanes, algunos muy bien conservadas y fechados generalmente en el siglo XVIII, aunque datan por lo menos del siglo XVII.
Vemos los restos de cuatro molinos y un batán, en fase de restauración. Los primeros datos sobre molinos los tenemos en los hallazgos realizados en varios de los yacimientos arqueológicos situados dentro del término municipal de Colmenar Viejo. Los molinos se dedicaban a moler cereales para obtener harina.
El primero de estos molinos, de tres metros de alto y 13 de largo, consta de una nave principal y de dos anexos, y su caz (el canal artificial por el que se tomaba y se conducía el agua) es el más monumental de todos los yacimientos descubiertos hasta ahora. La segunda estructura es un edificio cubierto con una bóveda de medio cañón que cumplía las funciones de molino y que está conectado con un batán.
Los batanes son estructuras en las que se asentaba una próspera industria de la piel e hilatura usando agua como fuerza motriz de la instalación. El batán o pisón es una máquina ideada para batanar o abatanar las telas, para golpearlas. Cuando se quería que los paños tuvieran una mayor resistencia o un mayor grosor, al salir del telar se les conducía a los batanes donde sufrían este proceso.
Las telas a tratar se colocaban en el interior del recipiente o imia bien doblados en zigzag, en una cantidad determinada de metros (varas se decía) y allí se remojaban durante todo el tiempo que duraba el golpeteo o abatanado. A lo largo de la operación se hacían algunas paradas para cambiar de posición los paños y que el desarrollo resultase uniforme. Los canales de agua hacían mover los mazos.
Una vez se han secado los paños, los destinados a mantas pasaban por la cardadora para sacar el pelo con la llamada percha de cardos. Esta operación se llamaba perchar.
Estas instalaciones todavía conservan sus primeros propietarios como titulares de los mismos. Se abandonaron no hace muchos años por el descenso del nivel del río como consecuencia de la creación del embalse de Manzanares.
En la campaña de 2005 Fernando Colmenarejo procedió a la rehabilitación de uno de los molinos. Se identificó el caz, gran cantidad de piedras de molino, algunas de ellas amortizadas, reutilizadas, en la propia construcción.
