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Conoce la pedrera del Mèdol, la más espectacular de las canteras romanas de Tarragona.
Aunque actualmente se conocen una decena de canteras romanas en las proximidades de la ciudad de Tarragona, como la del “Pont del Diable”, la Torre de los Escipiones y la Sabinosa, el Clot del Mèdol destaca por sus dimensiones, su estado de conservación y su elevado interés ecológico. Destinada a la producción de la piedra calcárea característica de la zona, la constante extracción de materiales originó una gran depresión sobre el terreno que ha llegado hasta nuestros días (longitud de más de 200 metros, anchura de entre 10 y 40 metros). En su centro, se levanta una columna de piedra sin excavar de unos 16 metros de altura que marca la cota de la roca al inicio de las extracciones. Se calcula que del Mèdol se extrajeron, aproximadamente, unos 50.000 metros cúbicos de piedra, con la que se erigieron monumentos tales como las murallas, el anfiteatro, el circo y el Foro Provincial de Tarragona; además se cree que la cantera siguió activa en época medieval. El traslado de los sillares se realizaba a través de la Vía Augusta, cuyo trazado coincidía en parte con la actual autopista AP-7.
Además de su importancia histórica, gracias a las especiales condiciones de humedad y sombra del Mèdol, se ha creado un microclima único que confiere a la cantera un alto interés ecológico, pues en ella encontramos plantas autóctonas con régimen de protección especial y fauna singular, así como huellas fósiles de oleadas y de crustáceos marinos en diferentes sectores.
Recientemente, la pedrera del Mèdol ha sido rehabilitada, llevándose a cabo una sustancial mejora arqueológica que permite estudiar las evidencias de los trabajos de extracción de la piedra. Además, se construyó un centro de interpretación para dar a conocer su historia y usos (proceso y técnicas de extracción, herramientas usadas, transporte de la piedra, uso final en monumentos destacados de Tarragona, etc.)
En 1931, el Clot del Mèdol fue declarado monumento histórico-artístico, y desde 2001, es uno de los monumentos que conforman el conjunto arquitectónico de la Tarraco romana, considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y una última curiosidad: por su acústica, fue lugar de celebración de conciertos durante la II República, alguno de ellos dirigido por el célebre músico Pau Casals, de la vecina localidad del Vendrell.
