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El monasterio de Samos se encuentra ubicado junto al río Sarria, en el municipio y villa a los que cedió su nombre. Fue fundado en el siglo VI y pertenece a la orden de los benedictinos.
Del monasterio atrae la atención sus muros de grandes proporciones y la austeridad del edificio, construido con mampostería de pizarra. La sencillez de los muros exteriores contrasta con la nobleza y la elegancia de sus claustros de piedra de granito.
El monasterio cuenta con dos claustros de dimensiones desiguales, unidos entre si y flanqueados por achatados torreones. Junto al claustro grande en la parte noroeste, se encuentran su magnífica iglesia y su sacristía. Cuenta con diferentes estilos arquitectónicos en su construcción, gótico, renacimiento, barroco y hasta una portada de inspiración románica.
No se sabe con certeza en qué momento aceptó el monasterio la Regla de san Benito, pero posiblemente fuese a mediados del siglo XI.
Sabemos por una lápida, que a mediados del siglo VII el obispo de Lugo Emefredo lo restaura. Posteriormente seria abandonado durante la invasión musulmana siendo recuperado tras la reconquista del rey Fruela I de Asturias, alrededor del año 760.
También fue conocido como el Monasterio de Sámamos, nombre de ascendencia visigótica, que con el paso del tiempo, quedaría reducido al de Samos.
La iglesia abacial, barroca, fue construida entre 1734 y 1748. Cuenta con una impresionante fachada principal que consta de un gran rectángulo dividido en dos cuerpos y tres calles. Tiene una imagen de san Benito, obra del escultor Ferreiro. En su segundo cuerpo, exhibe un gran óculo central flanqueado por las imágenes de san Julián y santa Basilisa, patronos del monasterio. El campanario es de estructura cuadrada, con un arco de medio punto en sus tres frentes, el acceso es por una señorial escalera, del siglo XVIII, inspirada en la del Obradoiro de Santiago de Compostela.
El edificio es de planta de cruz latina y tres naves. La bóveda está iluminada por ocho óculos y las pinturas de los cuatro doctores marianos benedictinos Anselmo, Bernardo, Ildefonso y Ruperto.
El retablo mayor también es clasicista y tiene una imagen del patrón del monasterio, san Julián, obra de José Ferreiro.
La gran biblioteca, de 31 m de largo, consiste en unos 25.000 volúmenes, entre ellos varios incunables y otros documentos de valor histórico.
Los claustros
El claustro del Padre Feijoo, comenzado a finales del siglo XVII y no se concluyó hasta mediados del siglo XVIII. Artísticamente se encuentra entre el renacimiento y el barroco. Es uno de los claustros de mayores dimensiones de España con unos 3000 m2, 54 metros y medio de lado y consta de tres plantas.
El claustro de las Nereidas fue construido en el siglo XVI es de estilo gótico y cuenta con curiosos motivos de decoración, como la inscripción humorística "¿Qué miras, bobo?" en una clave. El centro del claustro lo ocupa la fuente barroca de las Nereidas, de del siglo XVIII.
La Capilla del Ciprés
Esta capilla dedicada a San Salvador es una sencilla obra de finales del siglo IX de estilo mozárabe. Su planta es ligeramente trapezoidal en el que distinguen dos cuerpos, nave y pequeña cabecera, y una única puerta de acceso.