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El Monasterio cisterciense de Santa Maria La Real de las Huelgas, o mejor conocido como el Monasterio de las Huelgas, es junto con la Catedral y la Cartuja de Miraflores, uno de los lugares emblemáticos de la ciudad de Burgos.
Además a lo largo de 2014 se convertirá en enclave privilegiado en la conmemoración del 800 aniversario de la muerte de sus fundadores y protectores, Alfonso VIII de Castilla “El de las Navas” un 6 de octubre de 1214 y Leonor de Plantagenet, que apenas le sobrevivió 25 días, el 31 del mismo mes. Su historia, una historia real de buen hacer en la Castilla de finales del s. XII y principios del XIII.
Situado algo retirado de la cuenca del rio Arlanzón que atraviesa la ciudad, se construyó en un terreno real, conocido como “Las Huelgas”, por ser un terreno sin cultivar donde existía un pequeño palacio de uso “vacacional” del que quedan aún algunos vestigios.
Alfonso y Leonor decidieron levantar en ese lugar un monasterio cisterciense femenino en 1187 .Fue el Papa Clemente III quien recibió la petición de fundación de un nuevo monasterio, solicitud rápidamente aceptada. Los reyes donaron importantes cantidades de tierras que fueron aumentando con posteriores donaciones y dotes de las novicias que allí ingresaban todas ellas de familias nobles y poderosas. Se conserva el Acta fundacional otorgada por Alfonso VIII y la Reina Leonor. Y fue precisamente la Reina quien puso mayor empeño en esta “empresa”. Su intención última era construir un Monasterio a imagen y semejanza del Monasterio de Fontevrault , donde estuvo su madre Leonor de Aquitania, donde la mujer alcanzara el mismo poder que el hombre por lo menos en la vida monástica y ¡vive Dios que logro su empeño¡ La Abadesa de las Huelgas tenía en el Reino de Castilla, primero y Castilla y León tras su unificación en tiempo de Fernando III el Santo, mucho más poder que Obispos, Abades, Priores, Nobles y Consejeros; su autoridad dependía únicamente del Papa. Un dicho popular rezaba así “Tras del Rey, la Abadesa de las Huelgas”. Le estaba vetado sin embargo, celebrar la Santa Misa, consagrar o impartir la confesión pero tenía potestad para elegir el sacerdote que fuera a hacerlo.
La vida del cenobio se inició con un grupo de monjas procedentes del Monasterio de Tulebras en Navarra, que fue el primer monasterio cisterciense femenino de la península, siendo las primeras abadesas de las Huelgas de regio linaje, Miasol, la primera, y Constanza, hija de Alfonso y Leonor, la segunda. A partir de 1199 se convirtió definitivamente en la Casa Madre del Cister femenino castellano-leones.
La Abadesa era señora de un señorío territorial compuesto por; 54 villas, tierras, molinos, y exenciones fiscales de portazgo, pontazgo y montazgo. Tenía también señorío jurídico con fuero propio, podía nombrar alcaldes y jueces, y bajo su jurisdicción estaban numerosos monasterios cuyas abadesas nombraba la Abadesa de las Huelgas.
En el Monasterio de las Huelgas se armaron caballeros a Fernando III el Santo, Alfonso XI, Pedro I y Juan II antes de ser coronados reyes, para lo que se utilizaba una curiosa figura articulada del Apóstol Santiago. En Las Huelgas fueron también coronados como reyes de Castilla Alfonso XI y su hijo Enrique II Trastamara.
El Real Monasterio de las Huelgas es también Panteón Real, en el reposan o por lo menos se conservan los sepulcros de sus fundadores Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet, su hijo Enrique I de Castilla, su hija la Gran Berenguela de Castilla, infantes, infantas y el sepulcro del hijo de Alfonso X el Sabio, el infante Fernando de la Cerda, así como las abadesas, María de Aragón hija ilegítima de Fernando el Católico y Mª Ana de Austria hija natural del también bastardo real Juan de Austria, hijo de Carlos I. Es triste precisar que la mayoría de ellos fueron profanados y expoliados por las tropas francesas durante la Guerra de Independencia.
Arquitectónicamente el Monasterio es una joya cisterciense del siglo XII y une en sus muros partes románicas, góticas, mudéjares y renacentistas. La Iglesia es obra de un periodo final cisterciense, más gótico que románico y consta de tres naves (cosa poco habitual en monasterios femeninos) y crucero, la cabecera consta de tres ábsides.
Las bóvedas tienen características similares a la arquitectura protagónica aquitana y eso hace pensar que la propia reina Leonor quien escogió un taller francés de Anjou para iniciar las obras. Es en la Nave central donde están los sepulcros de Alfonso VIII y Leonor de Castilla, así como el coro monástico. Es curioso un pulpito de hierro forjado montado sobre un soporte que gira para que las monjas pudieran oír mejor al sacerdote en su predicación.
Destaca la Sala Capitular, de grandes dimensiones; a su alrededor gira la distribución del monasterio. Su altura, las columnas elegantes, la bóveda de crucería, su austera decoración hacen esta estancia especialmente luminosa. Desde el Claustro de San Fernando se accede a la Sala Capitular a través de una maravillosa puerta abocinada de varios arcos apuntados labrados con dientes de sierra. Destacan los tapices flamencos que cuelgan en sus muros, así como un texto de Santa Teresa manuscrito y que se conserva en una de sus vitrinas.
El Claustro de San Fernando es uno de los dos claustros de los que dispone el Monasterio, se construye en el s. XIII con galerías cubiertas por bóvedas de medio cañón que se apoyan en ménsulas decoradas con motivos vegetales y reforzadas con arcos fajones. Al lado oeste la cilla o almacén que hoy ocupa el Museo de Telas Medievales, que alberga el Pendón de las Navas y un importante ajuar textil y funerario, al sur el refectorio y al este la Sala Capitular. Sorprenden los restos de yeserías hispanomusulmanas y en especial una puerta de origen musulmán del s. XI procedente de la conquista de Almería.
Desde el Claustro de San Fernando se accede también al claustro más popular, el conocido como “Las Claustrillas”. Este es un pequeño claustro de planta rectangular, es el más antiguo pues pertenecía a la construcción inicial de 1187. Se cree que su autor fue el Maestro Rodrigo que dejo su impronta en varias construcciones del reino.
Los lados están formados por 12 arcos apoyados sobre columnas pareadas y capitales de ornamentación vegetal y doble capitel en centro y laterales con decoración “arquitectónica”.
La Historia del Monasterio está muy ligada a la Historia de la Corona de Castilla. En el profesaron hijas de reyes y de la más alta alcurnia nobiliaria que enriquecieron y aumentaron las posesiones del monasterio con dotes y aportaciones. Entre sus muros se “escondieron” hijas ilegitimas como María de Aragón o Mª Ana de Austria, nacieron reyes como Pedro I, fue refugio, centro de poder y decisiones. Sufrió las desamortizaciones del siglo XIX y perdió sus privilegios bajo el Papado de Pio IX. Hoy el Monasterio sigue en activo y forma parte de Patrimonio Nacional que gestiona las visitas. Si viajáis a Burgos, es de paso obligado, en este rincón de Castilla hasta el silencio habla de Historia.