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Palacio del Marqués de Bermejillo

El Palacio del Marqués de Bermejillo actual sede del Defensor del Pueblo fue construido entre 1913 y 1916 por orden de Francisco Javier Bermejillo y su mujer.

El Palacio del Marqués de Bermejillo es uno de los más bonitos y mejor conservados de la ciudad de Madrid. Situado en el  Barrio de Almagro en Chamberí.

Francisco Javier Bermejillo y su mujer, Julia Schmidtlein y García-Teruel hicieron un primer encargo para hacer una residencia en este barrio, unos de los más aristocráticos de finales del siglo XIX. El encargo se le hizo al arquitecto Reynals pero la forma en la que resolvió la decoración del edificio no debió satisfacer a la Marquesa y en Diciembre de 1913 se le encargaría al famoso arquitecto santanderino Eladio Laredo que retocaría y terminaría el diseño más adaptado al estilo del Palacio de Monterrey, entre 1913-1916, en el madrileño Paseo del Cisne, hoy calle Eduardo Dato.

Reelaboró totalmente la fachada revistiéndola, y le puso galerías, torres, rejerías y motivos heráldicos del Plateresco y hasta gárgolas, se dan cita en este edificio. Se le considera una de las obras maestras del estilo Neoplateresco. Los Bermejillo vivieron en él hasta 1932.

María Bauza y Ramón Rodriguez, las segundas persona en habitarlo completó las colecciones artísticas con cerámicas, tapices, esmaltes, vidrios, esculturas y pinturas sobresalientes. En la Guerra Civil se cedió el palacio a la República Checoslovaca, después estuvo una sociedad industrial  y, en 1964, la Dirección General de Patrimonio Histórico. Esta última es la que se ha encargado de la restauración tan completa del edificio.

En 1983 la Institución del Defensor del Pueblo traslada su sede desde unas oficinas en la calle Alfonso XI al recién restaurado Palacio, de esta forma se evitó el probable derribo de un edificio.

Hoy, su llamativa fachada queda parcialmente oculta por el puente elevado que atraviesa el Paseo de la Castellana. Se ha roto así su perspectiva original, exenta en sus cuatro fachadas. La fachada principal, que da a la calle  Eduardo Dato, tiene a los lados dos torreones con cubierta de teja a cuatro aguas, con un gran alero de madera. Hay una balaustrada entre las dos torres y por ellas se abren unas galerías.

El Palacio sigue la moda de la nobleza madrileña de  la época gloriosa del Imperio español. Se compone de muros lisos, con ventanas, puertas, balcones y áticos muy decorados, con un relieve de talla pequeña y con motivos renacentistas. Destacan las ventanas miradores, las torres con aleros muy sobresalientes y la  galería con arcos separados por pilares, gárgolas un poco más arriba y antepechos calados. El interior, tanto la escalera como el patio, siguen el estilo plateresco. Sin embargo los medios empleados son más económicos, puesto que es todo falso: estuco blanco imitando sillares, columnas y capiteles de piedra, arcos. Este patio conduce a la parte principal del palacio, hoy Despacho del Defensor del Pueblo, se piensa que antiguamente era el comedor.  Encima de este está lo que en su tiempo fue la habitación del Marqués y una terraza que da al jardín desde donde se puede ver la escalera por donde entraban  los invitados y también la entrada de carruajes. Hay zócalos de cerámica en los pasillos que bordean la escalera que han sido motivo de admiración de todos sus propietarios. Conserva el suelo y el artesonado de estilo mudéjar.

Hay elementos traídos de conventos, como la reja de hierro de la escena del Bautismo de Cristo, o las diferentes puertas de madera policromada con relieves platerescos, el friso de la vida de Cristo, las columnas salomónicas de madera, etc., claramente se ve la influencia en el siglo XIX del afán coleccionista y la importancia de las falsas apariencias.

La Dirección General de Patrimonio Histórico ha preservado los tesoros del palacio, y la obra rehabilitadora fue plenamente respetuosa con el primitivo proyecto de Laredo tanto en el exterior como en el interior del edificio.

Mención especial merece la biblioteca de madera que también se recuperó, que reunía libros raros y ediciones príncipe además de ejemplares miniados, en su mayoría de escritores franceses y flamencos, así como la chimenea de cerámica del siglo XIX situada en la actual biblioteca.  

En fechas recientes (1998) se ha hecho otra reforma en el palacio, con bastantes dificultades técnicas para poder acondicionar el edificio dando accesibilidad a personas con movilidad reducida, se habilitó una entrada por el jardín libre de barreras arquitectónicas, para no alterar el acceso original de la calle Fortuny, desde donde, gracias a la adaptación del ascensor, es posible tener acceso a la totalidad del edificio. F

En definitiva, la restauración del Palacio Bermejillo, ha permitido la recuperación de un notable edificio que en la actualidad, es desde su inauguración, en diciembre de 1983, imagen y referencia  de la protección de los derechos de los ciudadanos.

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