background-theme

El jardín del Ángel

El jardín del Ángel está ubicado en el lugar donde se encontraba el cementerio de la iglesia de San Sebastián que cumplió su función hasta finales del siglo XIX

el jardin del angel (9).jpg

El cementerio de la iglesia madrileña de San Sebastián, estaba situado detrás de la parroquia, en la confluencia de la calle Huertas y la calle de San Sebastián. Es famoso, entre otras cosas, porque allí fueron a parar los restos de Lope de Vega cuando su patrón, el Duque de Sessa, dejó de pagar la capilla donde había sido enterrado el dramaturgo, dentro de la propia iglesia. Durante mucho tiempo fue conocido como el Cementerio de los Cómicos. La iglesia de San Sebastián, con quien estaba íntimamente relacionado, era conocida como la iglesia de los Arquitectos y de los Cómicos, ya que era la sede de dos cofradías de gran tradición entre estos dos gremios madrileños: la de Nuestra Señora de la Novena, patrona de los cómicos y de los representantes (los que representan obras de teatro) y la de Nuestra Señora de Belén, a la que pertenecen los arquitectos.

 

En el cementerio fueron también enterrados los restos de dos de los arquitectos que cambiaron Madrid en el siglo de las Luces, Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva, y algunos de los ejecutados en los arcabuceamientos de la madrugada del 3 de mayo de 1808. En la capilla del Cristo de la Fe de la iglesia fue inhumado el gran escritor costumbrista y sainetero madrileño del XVIII, Don Ramón de la Cruz, quien inventó aquello de la Casa del Tócame-Roque.

 

El acontecimiento más truculento, pero a la vez más romántico, fue protagonizado por el escritor y militar José Cadalso, que frecuentaba la fonda y tertulia de San Sebastián, junto con otros notables ilustrados, como Jovellanos o Iriarte. En 1771, Cadalso se enamoró perdidamente de la actriz María Ignacia Ibañez, la Divina, llamada así por su maestría en el arte de la interpretación. María falleció de tifus con sólo 25 años. Su amante, desesperado, acudió una noche de abril al camposanto con ánimo de dar su último adiós a su amada, y allí le encontró de madrugada la Santa Hermandad, la policía de la época, intentando desenterrar con sus propias manos el cadáver de la difunta. Este hecho dio lugar a Noches Lúgubres, obra del propio Cadalso, donde describe este luctuoso hecho y su profunda desesperación.

 

Tras la desaparición del camposanto a finales del siglo XIX debido a la remodelación de la zona, fue sustituido por un vivero de plantas e invernadero que no ha cerrado ni siquiera el 20 de noviembre de 1936, cuando una bomba cayó sobre la parroquia vecina y que dejó en muy mal estado la iglesia de San Sebastián. Es el Jardín del Ángel.

 

Si bien, ya en tiempos del conocido (y reconocido) entre los madrileños como rey intruso (entre otros motes no demasiado agradables), José I Bonaparte, ya se había ordenado cerrar los cementerios intraurbanos y trasladar los restos de los difuntos a necrópolis extramuros de la capital, el cementerio de San Sebastián continuó funcionando hasta la década de los 80 del siglo XIX. En 1889, años después del cierre definitivo del camposanto, la familia Martín decidió arrendar el solar a la parroquia, e instaló en él un vivero que desde entonces continúa siendo regentando por los descendientes de aquellos pioneros.

 

¡Ah! ¡Y de vez en cuando, el Jardín del Ángel ofrece música en directo!

 

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

Geolocalización:

© Colaboradores de OpenStreetMap
Ver en google maps